martes, 3 de junio de 2025

El absurdo extranjero

 Estos primeros veinticinco años del siglo XXI han estado caracterizados por varias cosas que a mi juicio, me hacen pensar que vivimos en el más absoluto absurdo. Si me tienen paciencia les explico esta idea con mayor detalle, aunque no tanto para que ustedes mismos lo piensen por su cuenta. De partida, pueblos hermanos se están matando mutuamente en el nombre de sus dioses (entiéndase Alá y Yahvé). Palestinos e israelíes, llevan desarrollando un conflicto milenario, que hasta el día de hoy no tiene visos de terminar. La guerra de Ucrania y Rusia, tiene un antecedente político que se arrastra desde la Guerra Fría, y que por cosquillosas posiciones ideológicas, han generado miles de muertos estos dos conflictos; que penosamente están afectando a niños, mujeres, ancianos y adultos. El odio destruye la paz y la buena voluntad en el mundo diariamente. Si analizamos, brevemente, el absurdo que implica la guerra comercial entre China y Estados Unidos, esto nos deja un costo no sólo para ambas naciones, sino para toda la economía mundial. Aquello porque nadie sale ganando con creces con estas medidas; ya que en vez de resolver los problemas subyacentes, de fondo, está generando este conflicto más incertidumbre, hasta el punto de escalar posiblemente a un conflicto armado. No se dan cuenta que todo está interconectado como diría Siddhartha en la novela de Hesse. Por otra parte, en el plano más local, en especial mi país Chile y latinoamérica, la droga y su consumo y la violencia escolar también plantean un absurdo total. Cómo se traicionan a sí mismos aquellos jóvenes que consumen sustancias perjudiciales para su salud, por el sólo hecho de que el cantante urbano de moda y el grupo de “amigos”, considera esto “cool”.

Todo esto que menciono me hizo pensar en la idea del absurdo, lo que gatilló en mí que volviera a leer la novela “El extranjero” del escritor argelino, Albert Camus. Este autor franco-argelino nacido el 7 de noviembre de 1913 de origen humilde fue becado para estudiar gracias a la ayuda de uno de sus profesores. Pasado el tiempo se dedicó al periodismo en sus años juveniles, desempeñándose en varios medios de izquierda.

Camus participó en la Segunda Guerra Mundial, formando parte de la resistencia francesa en el famoso grupo “combat”. Esto es meritorio: pocos se atreverían a participar en una guerra, eso es admirable en mi opinión. Pero más allá de esto, lo más meritorio o destacable son sus cualidades de gran escritor. La academia sueca le otorga el Premio Nobel de Literatura en 1957 por "el conjunto de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de la actualidad". Y es la conciencia de los hombres lo que no ha cambiado mucho desde que Camus obtuvo su premio, el cual se lo agradece de todo corazón a su profesor; aquel que lo impulsó a ser lo que fue, posteriormente. Pero entremos en materia pronto y demos curso a esta reseña de “El extranjero”.

«Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. He recibido un telegrama de la residencia: «Madre fallecida. Entierro mañana. Sentidas condolencias.» Eso no quiere decir nada. Quizá fue ayer.» Así comienza la novela, y sólo este comienzo nos hace pensar varias cosas. En primer lugar, la indiferencia de Meursault, el protagonista, es impactante quizás para muchos lectores. En segundo lugar, el tedio que manifiesta en el velorio de su madre es impactante y choca con las expectativas sociales que se enmarcan dentro del mundo representado. Esa supuesta falta de emoción o la incapacidad de manifestar desde la lógica social convencional sus sentimientos, será la semilla del absurdo, que es el sello de esta obra. En otras palabras, esto es el motor de la trama de gran parte de la novela y del posterior juicio que vivirá el personaje principal. La forma de relatar los hechos por parte de Meursault es desprovista de florituras y adornos, se podría considerar como seca y apática. En definitiva, aquello es una genialidad del autor. En este sentido, Camus, siembra esa semilla del absurdo en que el protagonista no encuentra un sentido en la reacción que se esperaba en él ante la muerte de su madre. El silencio irracional del mundo, que percibe el protagonista; es una manifestación de una confrontación entre el deseo humano de encontrar sentido o significado a las relaciones humanas y su desapego para con los otros, que vive el personaje principal en esta historia. Cuestionar la normalidad y las expectativas sociales es la ley en esta obra. Cabe preguntar si Meursault es un monstruo, un psicópata, un enfermo mental, un antisocial o experimenta el mundo de una manera diferente. Se las dejo ahí dando bote.  


¿Cómo se dieron los hechos? 

La novela se divide en dos partes, que reflejan la indiferencia del protagonista ante las convenciones sociales y su posterior enfrentamiento con la justicia.  

Meursault, un joven oficinista que vive en Argel, le comunican que su madre ha muerto. Él tiene que trasladarse a la ciudad donde vivía su progenitora para asistir a su funeral. La falta de emoción ante este hecho se manifestará en los días siguientes, en la relación sentimental que inicia con Marie, su compañera de trabajo. La vida rutinaria y desapasionada que vive, se ve interrumpida por un confuso incidente. Un día, Meursault, Marie y Raymond Sintès (un proxeneta problemático y vecino), se dirigen a una playa para pasar un buen día. Ahí, se encuentran con dos árabes que tienen una cuenta pendiente con Raymond. Tras una pelea inicial, Raymond es herido. Posteriormente, Meursault regresa solo a la playa y dispara un revólver y mata a uno de los árabes (cinco disparos), sin una clara razón o premeditación aparente. Según las palabras del protagonista, que emite más tarde en el juicio, esto fue provocado por el calor del sol que hacía ese día en la playa.

La segunda parte de la novela se centra en el juicio de Meursault. Lo más inquietante de este juicio es que éste no es objetivo, ya que se enfoca en el carácter y la falta de moral del protagonista y no en el hecho de sangre ocasionado por él. La fiscalía y los testimonios de los testigos (incluyendo a Marie, Raymond y el director del asilo de ancianos) se enfocan más en su comportamiento en el funeral de su madre y en su frialdad en relación a lo último expuesto; pero no en los hechos del crímen en sí. Esto es potentísimo y muy absurdo si lo miramos con atención. El joven oficinista no muestra arrepentimiento o no lo finge, no miente ante nada de lo que se le pregunta, y además, ante la visita de un sacerdote demuestra un ateísmo descarado. Todos estos aspectos son presentados como evidencias de su moustrualidad y culpabilidad. Pero él ve todo su proceso con una apatía casi total, como si fuese un mero espectador que se divierte ante todo lo que le sucede y ante su propio destino, que acá no diremos en qué consiste. Lo único que les digo en relación a lo que acabo de decir; es esta memorable cita que lo condensa todo: «Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, sólo me falta desear que haya muchos espectadores el día de mi ejecución y que me reciban con gritos de odio.»


Las influencias del autor en otros escritores

Albert Camus de alguna forma se desmarcó de ser encasillado bajo la corriente filosófica del existencialismo, que tuvo como máximo exponente a Jean-Paul Sartre. Tanto por sus ideas filosóficas y su estilo literario, el autor de “La peste”, ejerció una profunda influencia en la literatura posterior. La confrontación entre el deseo humano de encontrar significado y el silencio indiferente del universo, se convirtió en un tema recurrente para muchos autores que vendrían en el futuro. Esta idea no sólo se manifestó en novelas y ensayos, sino también en personajes alienados, que exploraban esa falta de sentido de las convenciones sociales hipócritas. La rebelión como una forma de dignidad humana es más que un mero nihilismo ramplón o de mal gusto, según la visión de Camus, que se opone frente a ese absurdo descarnado, esto es otra marca de su pensamiento. Su énfasis en la solidaridad y la ética frente a la injusticia, resonaron en escritores que buscaron explorar la acción moral y la resistencia en un mundo desprovisto de un sentido trascendente, lo que se destaca potentemente en este autor. En general, la obra del franco-argelino, se manifiesta como una crítica a la condición humana, que está marcada por la hipocresía social. Su literatura es vista como una herramienta para el cuestionamiento político y social, no tengo dudas ante eso. Su obra ha sido leída y estudiada junto a la de pensadores como Sartre, Simone de Beauvoir y Maurice Merleau-Ponty. Muchos autores exploraron temas similares: la libertad, la responsabilidad, la angustia y la alienación lo hicieron bajo la sombra de Albert Camus. En este sentido, se puede decir que este autor tuvo una fuerte influencia en el teatro de Beckett. También lo tuvo, de una forma quizás diferente, en Bukowski bajo la lógica de una desilusión de las convenciones sociales y una visión cruda y directa de la existencia humana. También podemos destacar en este club a José Saramago con sus alegorías sobre la condición humana y la sociedad, en las que se pueden encontrar resonancias en el pensamiento de Camus. A su vez, en Günter Grass, por cierto, podemos encontrar ecos camusianos en su obra; en un plano ético, a través de alegorías potentes que abordan temas como la justicia y la dignidad humana. No sólo en el ámbito de la literatura se ha visto la influencia de Camus: bandas como The Cure (con su canción "Killing an Arab", directamente inspirada en El extranjero) y Titus Andronicus han reconocido su impacto en sus creaciones musicales. 

En fin, sin duda este autor merece siempre ser revisado y su visión del absurdo ha marcado el pensamiento de grandes artistas e intelectuales. Lamentablemente, Albert, muere tres años después de recibir el Nobel de la manera más tonta posible; cuando la leyenda cuenta que posiblemente él comentó que la manera más absurda de morir, es en un accidente automovilístico, lo que sucedió en 1960 junto con su editor, Michel Gallimard.          


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