Este libro me ha dejado en cierto modo perplejo; porque, primero, no es muy claro cómo clasificarlo, en términos literarios. No sabemos si es una novela o una serie de biografías bien literarias en su forma y fondo. La obra transita entre la novela, el ensayo novelado y la biografía. Para mí fue una gran lectura, sin importar para nada su estructura, porque la explicación de los temas y de las figuras centrales, fue sencillamente espectacular: un trabajo que el autor tuvo que ficcionar en muy pocas partes del libro. MANIAC, de Benjamín Labatut, es la explicación de los delirios y de las mentes más alucinantes del siglo XX en los campos de la Física, de las Matemáticas, de la Computación, por ejemplo. Dentro de todas las grandes mentes que desfilan en esta obra, sobresale la figura de John von Neumann (Janos), protagonista central de la novela. Labatut nos retrata a este polímata excepcional, que establece una profunda y extraordinaria influencia en muchas áreas; llegando incluso a trabajar con los militares norteamericanos, en el famoso Proyecto Manhattan. Esta novela (para mí es eso) te hace pensar, principalmente, en el destino del ser humano y su relación con las ciencias y la razón, vista ésta como un Dios por descubrir. Y todo comienza con este determinado personaje; que se fascina cuando niño de una máquina que había llevado a casa, su padre, para seguir trabajando en ella. Ese niño era John von Naumann.
“El sueño de la razón produce monstruos”, había dicho Francisco de Goya en algún momento; y al parecer tenía mucha razón, pues si observamos a estos grandes científicos y sus creaciones, nos quedamos con la boca abierta, por la magnitud de las consecuencias de sus trabajos y teorías. Por ejemplo, para entender las implicaciones más oscuras de la ciencia y del intelecto humano, el personaje de Paul Ehrenfest, es emblemático en este sentido. Con él se inicia la novela, cuando este científico, convencido de la corrupción de la ciencia al principio del siglo XX, decide terminar con la vida de su hijo y con la de él. Este personaje es el puntapié inicial de esta novela y su punto final se relaciona con Lee Sedol, el gran genio del Go a nivel mundial. La obra de Labatut, se articula a través de tres secciones claramente notables. En la primera parte, hay personajes que nos presentan a Neumann y la importancia de su crecimiento intelectual como estudiante brillante y científico excepcional. Su labor, que tendrá como cúspide la bomba atómica norteamericana y la creación de la primera computadora a mediados del siglo pasado; es visto con entusiasmo por la comunidad científica de la época. Por ejemplo está Eugen Wigner, físico y amigo de John von Naumann, que nos presentará a través de su mirada, la figura del genio deslumbrante y enigmático de Neumann. También hablan del genio húngaro, su segunda esposa, Klara von Neumann; quien pasa a ser una figura importante en el desarrollo de la computación. Además, se alude a Robert Oppenheimer, vinculado al Proyecto Manhattan y a la bomba atómica norteamericana. El desarrollo de las Matemáticas y de la incipiente Inteligencia Artificial son, diríamos, el eje central de esta obra. Es tan importante estos dos saberes, que en palabras de los narradores que aparecen en la primera parte del libro (y en la segunda también); el avance en estas materias han abierto una puerta que nos conduciría a la habitación de ciertos monstruos que quizás no debimos haber despertado.
Labatut ha configurado su obra a través de una serie de relatos, que son el reflejo de ciertas anécdotas, de personas con mentes brillantes, que conformaron la poderosa ciencia del siglo XX. Las tres partes de la obra dialogan entre sí, explicando los vericuetos entre los personajes y los temas desplegados en la obra. El relato de los avances científicos de esa época se traduce, por ejemplo, por medio de las palabras de Eugene Wigner, cuando manifiesta: “... lo que nos impulsó no fue la carrera frenética contra los nazis (y luego contra los rusos, y luego contra los chinos, y así, sucesivamente, hasta el fin del mundo); fue la euforia de pensar lo imposible y conquistar lo imposible…”. También muchas voces van construyendo la obra desde el plano más personal acerca de la vida de von Neumman. La contextualización de su vida, está a cargo de las voces de los colegas del protagonista, que trabajaron en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton junto con el genio húngaro. Además, varios estudiantes y familiares de von Neumann enriquecen el relato, en este sentido. Gabor Szegó, manifiesta respecto de von Neumann y muchos de su generación que, “desató a los perros del infierno”. Esta expresión se manifiesta esencialmente por todos los descubrimientos e inventos potencialmente letales para toda la humanidad, que estos científicos llevaron a cabo por esa época. La caja de Pandora dejó salir, en esencia, dos entes con potencialidades disímiles: la Energía Nuclear y la Inteligencia Artificial. Actualmente muchos hay que defienden y atacan estas perspectivas del progreso humano; pero lo cierto es que la caja se abrió y aún estamos perplejos y ansiosos respecto de lo que nos trae para la humanidad, esta caja de Pandora que contiene los sueños y delirios de la razón.
El gran artífice de la ciencia del siglo XX es sin duda John von Neumann, más allá de la megalítica figura de Einstein, por lo menos eso es lo que nos deja la novela como sensación. Para entender a Neumann, hay que tener en cuenta que era un tipo que se encontraba en llamas, desbordante de pasión por la ciencia y la tecnología. A él se le describe como a alguien que “ estaba poseído por una visión que lo quemaba…”. Creo que en este sentido el nombre de la obra de Labatut es más que la nominación de un artefacto tecnológico: es la manía, la obsesión, la neura de un grupo de sujetos que utilizando los delirios de la razón, descubrieron y crearon lo imposible.
Lo más importante en esta novela, a nuestro juicio, es la pregunta implícita que nos deja: ¿cuáles son los límites de nuestra razón como especie?, ¿cuáles son los límites que pueden llegar a tener nuestras creaciones? Si pensamos en estas preguntas en función de la última parte del libro, tenemos que reflexionar acerca de la IA y sus consecuencias. “Para el progreso no hay cura” dice el capítulo dedicado a Wigner, y efectivamente es así, porque no tenemos idea hasta dónde llegará el progreso tecnológico y científico: “El progreso se volverá tan complejo y veloz que no podremos comprenderlo. Porque el poder tecnológico en sí es un logro ambivalente, y la ciencia es neutra por completo; prevee medios de control aplicables a cualquier propósito, pero permanece indiferente ante todos. Lo que crea el peligro no es el potencial destructivo particularmente perverso de un invento en específico. El peligro es intrínseco. Para el progreso no hay cura”. Lo que grafica esta cita es la parte que se le dedica al juego milenario del Go, a nuestro modo de ver la obra. En esta sección del libro se cuenta el desafío que debió enfrentar Lee Sedol, el máximo campeón de Go en el mundo, el cual tuvo que batir a duelo con el programa computacional AlphaGo, de la compañía tecnológica DeepMind, en el juego milenario chino. Demis Hassabis, representante de la compañía, fue la persona encargada de crear este prodigio de la tecnología junto con su equipo, para desafiar al campeón. La idea fue establecer hasta qué punto la inteligencia artificial de AlphaGo podría llegar, luchando en un torneo frente a Lee Sedol. Anteriormente, la IA, a fines del siglo XX, logró derrotar al “Ogro de Bakú”, Gary Kasparov, en Ajedrez. Esto había marcado un precedente, de lo que vendría en el Go. Desde que la inteligencia artificial que sólo computaba prácticamente el infinito en el ajedrez (jugando en bruto), hasta cuando llega a derrotar al sur coreano en Go, en 2016, el crecimiento de ella fue potente y exponencial; pues ya no sólo hacía eso, sino que en el momento en que se enfrenta al oriental en Go, la IA, prácticamente tiene sentido común desarrollado; aprendiendo de sí misma y jugando al Go con su “subconsciente”, algo que era privativo del ser humano. La apoteosis de la máquina por sobre el ser humano ha llegado para instalarse en nuestras vidas. Se ha arribado al momento en que ya nos duele el hecho de tener la razón; aquella capacidad de los Sapiens, que nos diferencian de los animales y nos acercan a los dioses. El éxtasis quema, dijo una vez Roberto Bolaño; nosotros, con suerte, podemos ver sus destellos, y si vemos todo, nos destruimos. No sabemos qué nos puede deparar el avance tecnológico y científico, si será algo bueno o malo; pero sí sabemos que debemos estar en guardia, y no entregarnos sencillamente a ciegas, a nuestros demonios provocados por el sueño de la razón desmedida.
Soyyy la jo jejeje
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