Pocos textos he leído de Augusto Monterroso, lo debo confesar. Tengo una tremenda deuda con este autor, y con tantos otros, que la lista se hace interminable y lo digo en serio. Nacido Monterroso en Honduras en 1921, pero siempre sintiéndose guatemalteco, vivió varias turbulencias de tipo político, que le valieron el exilio en distintos países, pasando por Chile y terminando su vida en México por allá en el 2003. Este autor es conocido esencialmente por sus relatos hiperbreves o microrrelatos, ensayos y fábulas siempre cargados de ironía, que se caracterizan por una profunda crítica sociocultural y con bastante humor en sus relatos. Se convirtió en una figura literaria latinoamericana esencial y muy influyente en todo el espectro literario de su época.
El microrrelato que nos convoca hoy, se llama “El eclipse”. La historia es muy sencilla, pero a la vez, es una profunda crítica a las ideas preconcebidas del conocimiento, el poder y la superioridad cultural. Fray Bartolomé es un sacerdote que está en una misión de descubrimiento del territorio Maya, y de pronto, es capturado por estos indígenas; y es por lo tanto, sometido a un ritual de tipo sacrificio humano. Para liberarse de esta situación, el fray cita a Aristóteles, respecto al conocimiento astronómico que de alguna manera, los europeos fueron herederos de lo que el filósofo griego enseñó y que se tradujo a modo de herencia cultural, en algún momento, a los sacerdotes colonizadores. Bartolomé, tratando de liberarse del sacrificio maya para poder, digamos seguir con vida, en este sentido, el fray anuncia que si lo sacrifican va a hacer que el sol se oscurezca. Los indígenas se quedan impávidos, no reaccionan y desestiman de alguna forma la advertencia que fray Bartolomé les acaba de dar y por lo tanto son totalmente indiferentes ante el anuncio, y deciden en el fondo hacer lo que tienen que hacer. En esencia esa es la historia de este microrrelato. Por otro lado, hay que tener en cuenta que fray Bartolomé es de una ignorancia presuntuosa respecto al conocimiento profundo que tienen los mayas de su entorno y del cielo; por ende, este colonizador europeo y su etnocentrismo reflejan una ignorancia topográfica que contrasta con la arrogancia intelectual del mismo fraile. En este sentido, los indígenas mayas se muestran con un rostro impasible y sin ninguna inflexión en el tono de su voz, según cómo lo plantea el narrador en la historia. Los indígenas mayas son vistos como poseedores de una dignidad silenciosa y un poder calmo. Estos indígenas manejan de alguna manera un conocimiento profundo que los europeos no sospechan. Bajo esta lógica, los mayas tienen un profundo entendimiento del cosmos y por lo tanto no se amedrentan ante la advertencia del fray. Este microrrelato es de alguna manera una parábola poderosa sobre la arrogancia colonial, que de alguna forma es un dar vuelta, es una dinámica que pone de cabeza ese poder que trata de ejercer Bartolomé hacia sus captores citando a Aristóteles.
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