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viernes, 7 de marzo de 2025

John Updike y su versión de Roger

       "La versión de Roger", libro de John Updike, escritor norteamericano. Es una novela que explora ciertas profundidades en las siempre tormentosas relaciones humanas. La novela cuenta la historia de un estudiante de computación, de una universidad ficticia norteamericana, que visita al profesor de Teología, Roger Lambert, con la credencial que conoce a su sobrina. El estudiante, que al parecer está recién graduado, busca la ayuda de este docente para conseguir que la universidad le otorgue una subvención para llevar a cabo la comprobación de la existencia de Dios, a través de medios computacionales. Éste es el argumento de esta novela, a grosso modo. Dentro de este marco argumental iremos conociendo la dimensión humana de cada uno de los personajes, que intervienen a lo largo del relato. 

Dale Kohler, es un joven especializado en informática, que se acerca al cincuentón de Roger Lambert, que a su vez, se muestra como un personaje desencantado con su vida conyugal y familiar. Ambos personajes se mostrarán como el reverso del otro. Si Dale es un erudito en temas científicos, computacionales y matemáticos; Roger hace lo propio en el ámbito de las humanidades, que maneja a la perfección citando a pensadores como Kierkegaard, Karl Brth, Jane Miller, y obviamente, la Biblia. Ambos personajes son la antítesis del otro, como decía, pero eso no los imposibilita para que tengan diálogos interesantísimos acerca de la existencia de Dios. Lo que sucede es que no llegan a ninguna parte en sus cavilaciones, porque se mostrará que estos dos personajes se enfrascan en una pugna silenciosa, para demostrar quién es el superior de los dos. Por lo menos, eso es lo que deja como impresión la relación de ambos personajes. Roger, que en sus inicios tomó el camino sacerdotal (presumiblemente cristiano protestante) se apartó de esta senda, dedicándose a la enseñanza de la Teología, en la misma universidad de Dale. Las razones de esta decisión no se presentan de manera explícita, sino que uno las deduce, dado que el docente de Teología, lleva en su ser cierta lujuria sexual reprimida, que sentía por su medio hermana desde la época de su adolescencia, lo que aflorará en él en alguna parte de la historia. 

          La novela se inicia con la visita del joven a la oficina de Roger para explicar su idea de probar la existencia del dios cristino, por medios científicos y tecnológicos, en este caso: la computación. Lambert, siempre se mostrará reacio ante la factibilidad del experimento de Dale, pero aun así, accede a ayudarlo para conseguir la subvención. Es que acá uno puede apreciar las ironías del autor ante el desarrollo de temas trascendentes, el entorno universitario (como si fuese ésta una novela de “campo”, que describe el ambiente y la vida de profesores, pero es un poco más que eso), teorías científicas y las relaciones humanas. A Lambert no le agrada la postura de Dale, respecto de comprobar la existencia de Dios. Para el académico, “poner una trampa a Dios para que salga de su escondite”, es jugar feo y desconocer el poder de la fe. Ambos personajes no se simpatizan, y eso queda claro en la novela. Roger nos cuenta esta historia desde su perspectiva, pero en cierta parte del relato, Lambert se muestra con dotes de omnisciencia, que a mi gusto, no es más que otra manera de ironizar que tiene el autor. Es aquí cuando nos enteramos de la infidelidad de Esther, esposa del docente, con Dale Kohler. Pero el asunto no queda cerrado en esta falta de fidelidad, Lambert también entrará en esa dinámica, con alguien que el lector tendrá que descubrir.   

         El libro dará a conocer cómo, la vida de personajes con cierta posición social, como lo es la de Roger, Esther, Richie, el hijo de ambos (realmente este personaje es casi terciario en su incidencia en la trama, aunque le servirá de cuña para su madre), tomará giros radicales. Paralelo a la descripción que hace Updike del ambiente social elevado de los profesores universitarios, se contraponen las condiciones de vida de Verna, la sobrina de Lambert (quien tomará relevancia en la historia), y de Dale Kohler, el modesto estudiante universitario. En este sentido, la fotografía que entrega el autor de los mundos sociales vulnerables de Verna y Dale, son de un cuidado especial y laborioso por parte del literato. Se agradece mucho, porque hasta las ropas son descritas con una precisión quirúrgica. Esto le permitirá al lector entender bien la distinción de mundos entre los cuatro personajes esenciales de este relato. Eso sí, son bastantes extensas estas descripciones, así que a leer y disfrutar de la lectura. La novela se hace también interesante, porque indaga en temas como el Big Bang; la Física Cuántica, el conflicto que hay entre ciencia y fe, la percepción y la naturaleza de la realidad, la tecnología y su impacto en la sociedad, etc. Se habla mucho de la informática y su lenguaje, incluso se le hace el guiño a la Inteligencia Artificial, siendo una suerte de visionario, John Updike; pensando que la novela fue publicada en 1986, época de Reagan en Estados Unidos, y en la cual estos temas estaban recién en pañales. Dato curioso: el autor ficciona, tanto la ciudad norteamérica en la cual se dan los hechos, como la universidad en donde trabaja Lambert y estudia Dale. Todo este desfile de saberes hace interesante esta obra y le da la sazón necesaria para que ésta sea verosímil al lector.

         


A mi parecer, lo más destacable y con lo que me quedo a final de cuentas, es la dimensión moral (en su calidad de dilema para Roger) que plantea este libro, y la reflexión en torno a lo complejo de las relaciones humanas. Sin duda los recuerdos y trancas sexuales de Lambert, la fe que comienza a perder Dale, lo ineficaz de su proyecto y su ilusión de un amor, que era imposible, terminan por derrotar al joven informático y muestran el abanico de problemáticas que deben sortear los personajes. Esto sería lo más interesante para este lector impune, quizás. En este sentido, la obra plantea preguntas interesantes para aquellos lectores que bucean un poco más mientras leen. Si Dios existe o no, y si Dale lo puede comprobar, son cosas que tal vez las explique el mismo Roger Lambert: “..., mirando hacia arriba, vi que el hecho que sigamos amando y honrando a Dios, por muchos golpes que nos dé, es tan glorioso como el silencio que Él mantiene para que podamos explorar y gozar de nuestra libertad humana. Ésta era mi prueba de Su existencia; veía hasta el techo implacable, …” No queda duda que de alguna forma, “La versión de Roger” invita a cuestionar los esquemas sociales y familiares, como también las creencias o a reafirmarlas desde una perspectiva humana y simple. Es, también esta obra, una puerta abierta por la cual nos podemos adentrar en ciertas profundidades del ser humano, que pueden reflejar más sombras que luces, más pasiones que templanza, más dudas que certezas. 



      

 


    




lunes, 17 de febrero de 2025

Comentario: El pez apocalíptico

 Hay muchos que se preguntarán ¿qué significa su presencia por las claras aguas de la superficie? Esta pregunta surge respecto de la aparición de un pez abisal llamado “Diablo Negro” o rape abisal, que fue visto cerca de la superficie próximo a las costas de Tenerife, en España. Se supone que este tipo de criaturas viven inmersas en las profundidades, y no es para nada común verlas aparecer por las zonas claras de la superficie. Este hecho ha generado en el internet y, obviamente, en las redes sociales, una serie de interpretaciones de tipo apocalíptico, que rayan quizás en lo ridículo. Se afirma en algunos Reels que la presencia de este visitante de la profundidades puede ser el aviso de calamidades venideras. Bajo esta lógica se han visto videos en los cuales, los creadores de contenido, manifiestan asociaciones entre un terremoto de 7,6 grados Richter, ocurrido en el mar caribe a unos 209 kilómetros de las costas de las islas Caimán (lo cual obviamente generó alertas de tsunami en varias zonas), y la aparición de este pez. 

¿Es posible que un hecho así, que puede tener diversas explicaciones racionales, se haya desvirtuado en su explicación por creencias religiosas de tipo cristianas, que auguran un fin de mundo inminente, vinculado con señales de este tipo? Parece que la respuesta es clara y no admite dudas: vivimos en una época en la cual la ley es la credulidad. Ese candor de entendimiento, de razonamiento ajado por una desidia galopante, a consecuencia de un desarrollo tecnológico que embruteció a toda una sociedad, en sólo un cuarto de siglo, haya hecho del ser humano una masa crédula y simplona, sin capacidad crítica alguna. Impresionante es, en este sentido, que la población haya perdido estas habilidades cognitivas rudimentarias para tratar de comprender e interpretar la realidad. 

¿Es posible atribuirle a los fenómenos naturales explicaciones religiosas o místicas? Para mí es difícil contestar a esta pregunta, ya que no soy el indicado, pero dejo la interrogante en el aire para quien se anime con ella. Para mí no es válido hacer este tipo de asociaciones, porque en el fondo, el asunto tiene múltiples causas racionales de las cuales sólo somos capaces de hallar unas pocas respuestas, y quedarnos con eso. ¿Qué le hace pensar a los agoreros del fin del mundo, que, efectivamente, este tipo de espectáculo que dió el pez Diablo negro (el que cabe en la palma de una mano), sea la señal esperada para decir que estamos en presencia del final de los tiempos? Así como este fenómeno del pez abisal, también se ha dado hace muy poco, que ciertos ríos en Argentina y Perú, sus aguas se han teñido de un rojo color sangre. 

Si todos estos fenómenos son reales desde la perspectiva bíblica, estamos sonados. Ahora bien, si son naturales, muy naturales, y tienen explicación lógica, estamos en presencia de la cuota de cordura que este cuarto de siglo del XXI necesita. Es que la paranoia ha ido creciendo exponencialmente con publicaciones de videos mostrando imágenes de las profecías de Nostradamus, que supuestamente se han ido cumpliendo al dedillo, según afirman los apocalípticos. 

Desde que supe esta noticia y ví las sobrerreacción y exageración que generó en las redes sociales, sentí que debía alzar mi voz y criticar esa postura crédula que abunda por estos días en las especulaciones de los pesimistas apocalípticos. Por otro lado, hay que revisar cómo la “opinión pública de internet” toma la noticia que habla respecto del asteroide “2024 YR4”. Actualmente la comunidad científica estima una probabilidad de impacto de no más del 2,3%. Hasta ahora es poco probable que el asteroide impacte efectivamente contra nuestro planeta. Por eso es recomendable mantener la calma y no sobrerreaccionar. Una noticia de esta magnitud, que tenga un asidero real, puede hacer colapsar todo; especialmente a los mercados, que son señoras histéricas. Para mí es muy curioso esto que está sucediendo, pero no descarto que tenga una explicación lógica. Si hay una salida mística, espiritual o religiosa, habría que ponerse a rezar. Sobre todo porque ahora se “sabe” que el animal marino llamado Leviatán ha despertado. Supuestamente esta criatura se encuentra frente a las costas de Chile. En fin, es increíble cómo este tema puede llegar a límites especulativos e interpretativos asombrosos. Lo único que nos queda por decir es que lo más bello y poético de todo fue esa ascensión del Diablo negro a la superficie para mostrar una realidad oculta a nuestro entendimiento práctico y materialista. Quizás su mensaje va más por algo simbólico, que cada uno de nosotros debe hallar, o sencillamente es un animal más que ha dejado de lado esta existencia, cumpliendo un ciclo que se ha perpetuado hasta el día de hoy. Lo cierto es que no podemos dejar de ficcionar los hechos de la realidad, y buscamos explicaciones que nos satisfagan esa necesidad. Éste es el mensaje que nos vino a dejar este extraño visitante de las profundidades: les muestro lo que ustedes quieran ver en sus propias profundidades. 


Céline y su viaje por la noche

 Fue un descubrimiento surgido de la nada. Es como si algo me hubiese llamado a la lectura de esta novela. El misterio a veces surge espontá...