sábado, 26 de julio de 2025

Una inmersión en el éxtasis de la razón en MANIAC

 Este libro me ha dejado en cierto modo perplejo; porque, primero, no es muy claro cómo clasificarlo, en términos literarios. No sabemos si es una novela o una serie de biografías bien literarias en su forma y fondo. La obra transita entre la novela, el ensayo novelado y la biografía. Para mí fue una gran lectura, sin importar para nada su estructura, porque la explicación de los temas y de las figuras centrales, fue sencillamente espectacular: un trabajo que el autor tuvo que ficcionar en muy pocas partes del libro. MANIAC, de Benjamín Labatut, es la explicación de los delirios y de las mentes más alucinantes del siglo XX en los campos de la Física, de las Matemáticas, de la Computación, por ejemplo. Dentro de todas las grandes mentes que desfilan en esta obra, sobresale la figura de John von Neumann (Janos), protagonista central de la novela. Labatut nos retrata a este polímata excepcional, que establece una profunda y extraordinaria influencia en muchas áreas; llegando incluso a trabajar con los militares norteamericanos, en el famoso Proyecto Manhattan. Esta novela (para mí es eso) te hace pensar, principalmente, en el destino del ser humano y su relación con las ciencias y la razón, vista ésta como un Dios por descubrir. Y todo comienza con este determinado personaje; que se fascina cuando niño de una máquina que había llevado a casa, su padre, para seguir trabajando en ella. Ese niño era John von Naumann. 


“El sueño de la razón produce monstruos”, había dicho Francisco de Goya en algún momento; y al parecer tenía mucha razón, pues si observamos a estos grandes científicos y sus creaciones, nos quedamos con la boca abierta, por la magnitud de las consecuencias de sus trabajos y teorías. Por ejemplo, para entender las implicaciones más oscuras de la ciencia y del intelecto humano, el personaje de Paul Ehrenfest, es emblemático en este sentido. Con él se inicia la novela, cuando este científico, convencido de la corrupción de la ciencia al principio del siglo XX, decide terminar con la vida de su hijo y con la de él. Este personaje es el puntapié inicial de esta novela y su punto final se relaciona con Lee Sedol, el gran genio del Go a nivel mundial. La obra de Labatut, se articula a través de tres secciones claramente notables. En la primera parte, hay personajes que nos presentan a Neumann y la importancia de su crecimiento intelectual como estudiante brillante y científico excepcional. Su labor, que tendrá como cúspide la bomba atómica norteamericana y la creación de la primera computadora a mediados del siglo pasado; es visto con entusiasmo por la comunidad científica de la época. Por ejemplo está Eugen Wigner, físico y amigo de John von Naumann, que nos presentará a través de su mirada, la figura del genio deslumbrante y enigmático de Neumann. También hablan del genio húngaro, su segunda esposa, Klara von Neumann; quien pasa a ser una figura importante en el desarrollo de la computación. Además, se alude a Robert Oppenheimer, vinculado al Proyecto Manhattan y a la bomba atómica norteamericana. El desarrollo de las Matemáticas y de la incipiente Inteligencia Artificial son, diríamos, el eje central de esta obra. Es tan importante estos dos saberes, que en palabras de los narradores que aparecen en la primera parte del libro (y en la segunda también); el avance en estas materias han abierto una puerta que nos conduciría a la habitación de ciertos monstruos que quizás no debimos haber despertado.


Labatut ha configurado su obra a través de una serie de relatos, que son el reflejo de ciertas anécdotas, de personas con mentes brillantes, que conformaron la poderosa ciencia del siglo XX. Las tres partes de la obra dialogan entre sí, explicando los vericuetos entre los personajes y los temas desplegados en la obra. El relato de los avances científicos de esa época se traduce, por ejemplo, por medio de las palabras de Eugene Wigner, cuando manifiesta: “... lo que nos impulsó no fue la carrera frenética contra los nazis (y luego contra los rusos, y luego contra los chinos, y así, sucesivamente, hasta el fin del mundo); fue la euforia de pensar lo imposible y conquistar lo imposible…”. También muchas voces van construyendo la obra desde el plano más personal acerca de la vida de von Neumman. La contextualización de su vida, está a cargo de las voces de los colegas del protagonista, que trabajaron en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton junto con el genio húngaro. Además, varios estudiantes y familiares de von Neumann enriquecen el relato, en este sentido. Gabor Szegó, manifiesta respecto de von Neumann y muchos de su generación que, “desató a los perros del infierno”. Esta expresión se manifiesta esencialmente por todos los descubrimientos e inventos potencialmente letales para toda la humanidad, que estos científicos llevaron a cabo por esa época. La caja de Pandora dejó salir, en esencia, dos entes con potencialidades disímiles: la Energía Nuclear y la Inteligencia Artificial. Actualmente muchos hay que defienden y atacan estas perspectivas del progreso humano; pero lo cierto es que la caja se abrió y aún estamos perplejos y ansiosos respecto de lo que nos trae para la humanidad, esta caja de Pandora que contiene los sueños y delirios de la razón. 

El gran artífice de la ciencia del siglo XX es sin duda John von Neumann, más allá de la megalítica figura de Einstein, por lo menos eso es lo que nos deja la novela como sensación. Para entender a Neumann, hay que tener en cuenta que era un tipo que se encontraba en llamas, desbordante de pasión por la ciencia y la tecnología. A él se le describe como a alguien que “ estaba poseído por una visión que lo quemaba…”. Creo que en este sentido el nombre de la obra de Labatut es más que la nominación de un artefacto tecnológico: es la manía, la obsesión, la neura de un grupo de sujetos que utilizando los delirios de la razón, descubrieron y crearon lo imposible. 

Lo más importante en esta novela, a nuestro juicio, es la pregunta implícita que nos deja: ¿cuáles son los límites de nuestra razón como especie?, ¿cuáles son los límites que pueden llegar a tener nuestras creaciones? Si pensamos en estas preguntas en función de la última parte del libro, tenemos que reflexionar acerca de la IA y sus consecuencias. “Para el progreso no hay cura” dice el capítulo dedicado a Wigner, y efectivamente es así, porque no tenemos idea hasta dónde llegará el progreso tecnológico y científico: “El progreso se volverá tan complejo y veloz que no podremos comprenderlo. Porque el poder tecnológico en sí es un logro ambivalente, y la ciencia es neutra por completo; prevee medios de control aplicables a cualquier propósito, pero permanece indiferente ante todos. Lo que crea el peligro no es el potencial destructivo particularmente perverso de un invento en específico. El peligro es intrínseco. Para el progreso no hay cura”. Lo que grafica esta cita es la parte que se le dedica al juego milenario del Go, a nuestro modo de ver la obra. En esta sección del libro se cuenta el desafío que debió enfrentar Lee Sedol, el máximo campeón de Go en el mundo, el cual tuvo que batir a duelo con el programa computacional AlphaGo, de la compañía tecnológica DeepMind, en el juego milenario chino. Demis Hassabis, representante de la compañía, fue la persona encargada de crear este prodigio de la tecnología junto con su equipo, para desafiar al campeón. La idea fue establecer hasta qué punto la inteligencia artificial de AlphaGo podría llegar, luchando en un torneo frente a Lee Sedol. Anteriormente, la IA, a fines del siglo XX, logró derrotar al “Ogro de Bakú”, Gary Kasparov, en Ajedrez. Esto había marcado un precedente, de lo que vendría en el Go. Desde que la inteligencia artificial que sólo computaba prácticamente el infinito en el ajedrez (jugando en bruto), hasta cuando llega a derrotar al sur coreano en Go, en 2016, el crecimiento de ella fue potente y exponencial; pues ya no sólo hacía eso, sino que en el momento en que se enfrenta al oriental en Go, la IA, prácticamente tiene sentido común desarrollado; aprendiendo de sí misma y jugando al Go con su “subconsciente”, algo que era privativo del ser humano. La apoteosis de la máquina por sobre el ser humano ha llegado para instalarse en nuestras vidas. Se ha arribado al momento en que ya nos duele el hecho de tener la razón; aquella capacidad de los Sapiens, que nos diferencian de los animales y nos acercan a los dioses. El éxtasis quema, dijo una vez Roberto Bolaño; nosotros, con suerte, podemos ver sus destellos, y si vemos todo, nos destruimos. No sabemos qué nos puede deparar el avance tecnológico y científico, si será algo bueno o malo; pero sí sabemos que debemos estar en guardia, y no entregarnos sencillamente a ciegas, a nuestros demonios provocados por el sueño de la razón desmedida. 


sábado, 19 de julio de 2025

Monterroso y la crítica del conocimiento occidental

Pocos textos he leído de Augusto Monterroso, lo debo confesar. Tengo una tremenda deuda con este autor, y con tantos otros, que la lista se hace interminable y lo digo en serio. Nacido Monterroso en Honduras en 1921, pero siempre sintiéndose guatemalteco, vivió varias turbulencias de tipo político, que le valieron el exilio en distintos países, pasando por Chile y terminando su vida en México por allá en el 2003. Este autor es conocido esencialmente por sus relatos hiperbreves o microrrelatos, ensayos y fábulas siempre cargados de ironía, que se caracterizan por una profunda crítica sociocultural y con bastante humor en sus relatos. Se convirtió en una figura literaria latinoamericana esencial y muy influyente en todo el espectro literario de su época. 


El microrrelato que nos convoca hoy, se llama “El eclipse”. La historia es muy sencilla, pero a la vez, es una profunda crítica a las ideas preconcebidas del conocimiento, el poder y la superioridad cultural. Fray Bartolomé es un sacerdote que está en una misión de descubrimiento del territorio Maya, y de pronto, es capturado por estos indígenas; y es por lo tanto, sometido a un ritual de tipo sacrificio humano. Para liberarse de esta situación, el fray cita a Aristóteles, respecto al conocimiento astronómico que de alguna manera, los europeos fueron herederos de lo que el filósofo griego enseñó y que se tradujo a modo de herencia cultural, en algún momento, a los sacerdotes colonizadores. Bartolomé, tratando de liberarse del sacrificio maya para poder, digamos seguir con vida, en este sentido, el fray anuncia que si lo sacrifican va a hacer que el sol se oscurezca. Los indígenas se quedan impávidos, no reaccionan y desestiman de alguna forma la advertencia que fray Bartolomé les acaba de dar y por lo tanto son totalmente indiferentes ante el anuncio, y deciden en el fondo hacer lo que tienen que hacer. En esencia esa es la historia de este microrrelato. Por otro lado, hay que tener en cuenta que fray Bartolomé es de una ignorancia presuntuosa respecto al conocimiento profundo que tienen los mayas de su entorno y del cielo; por ende, este colonizador europeo y su etnocentrismo reflejan una ignorancia topográfica que contrasta con la arrogancia intelectual del mismo fraile. En este sentido, los indígenas mayas se muestran con un rostro impasible y sin ninguna inflexión en el tono de su voz, según cómo lo plantea el narrador en la historia. Los indígenas mayas son vistos como poseedores de una dignidad silenciosa y un poder calmo. Estos indígenas manejan de alguna manera un conocimiento profundo que los europeos no sospechan. Bajo esta lógica, los mayas tienen un profundo entendimiento del cosmos y por lo tanto no se amedrentan ante la advertencia del fray. Este microrrelato es de alguna manera una parábola poderosa sobre la arrogancia colonial, que de alguna forma es un dar vuelta, es una dinámica que pone de cabeza ese poder que trata de ejercer Bartolomé hacia sus captores citando a Aristóteles. 


La ironía y el desenlace de este microrrelato radican en la confianza inicial de Bartolomé hasta su trágico final: la derrota de la luz del conocimiento europeo ante la sabiduría Maya es la característica de esta historia. Podríamos decir que el destino inevitable de Bartolomé y la contundencia de la lección que dan los mayas, se dejan notar fuertemente en el sentido en que se desafía la visión eurocentrista de la historia y celebra la complejidad y el valor de las culturas indígenas y el conocimiento de estos, que fueron subestimados durante la colonización por parte de los europeos y toda la tropa de sátrapas que secundaban a los colonizadores, encabezados por la Iglesia Católica. 


viernes, 4 de julio de 2025

Los Lemmings y la mentalidad de rebaño

Navegando por internet el otro día, me encontré con un cuento que me cautivó a penas leí las primeras líneas de escritura: Lemmings del escritor norteamericano, Richard Mathenson. Guionista y escritor de obras de fantasía, ciencia ficción y terror, se destaca por su obra Soy leyenda, que es adaptada al cine y que alcanza una importante resonancia en el séptimo arte hollywoodense. Este autor se destaca por iniciar su camino en la literatura en los años cincuenta del siglo XX, en California, publicando su primer cuento denominado Nacido de hombre y mujer, el que lo llevaría a ser reconocido posteriormente en el ámbito de las letras americanas. Está demás decir que este escritor, ya se encuentra muerto desde el año 2013, así que no se espere más de él. Acá sólo haremos referencia a un sólo texto del americano: “Lemmings”, publicado en 1958. 


Me centraré en explicar brevemente la trama del cuento, que por cierto es muy breve, y que el lector lo puede encontrar en el portal de lectura: Ciudad Seva. El cuento nos sitúa inmediatamente en el desconcierto y en el asombro, cuando dos policías (presumiblemente patrulleros de carretera gringa); se quedan mirando, atónitos, cómo una cantidad enorme de personas –casi incalculable– abandonan sus vehículos, y todos se dirigen al mar para adentrarse en él hasta desaparecer por completo en las aguas. Todos, aquellos que han dejado esa interminable hilera de autos deshabilitados, van camino a su desaparición, sin que nadie se pregunte o se cuestione el porqué de dicha decisión. Los dos policías; Reordon y Carmack, comienzan un diálogo inútil acerca del hecho para finalmente… Mejor no les comento el final del cuento, y les alimento un poco la curiosidad, para que ustedes mismos lean el texto. 

Hay varias cosas que me llamaron la atención desde el punto de vista narrativo y de la temática de este texto que me atrajeron. De partida el cuento se estructura desde un diálogo conciso y revelador; destacando en él una atmósfera de desconcierto y resignación. Acá se ve que la magnitud del evento que viven los policías, los deja en una falta de compresión total de lo que sucede, ellos no logran siquiera visualizar el porqué de lo que acontece. Para nosotros los lectores, el tener un acceso directo a las causas del hecho es imposible, porque el punto de vista de lo narrado es muy limitado: dos policías. Esto acrecienta la sensación de misterio y confusión. Como lectores vamos experimentando los eventos al mismo tiempo que los personajes. Acá no tenemos a alguien que nos vaya explicando de manera externa lo que va sucediendo, por lo tanto la migración y sus causas son inexplicables. 

Richard Mathenson, utiliza la poderosa metáfora o símbolo como eje central del relato, de ese mito; ya urbano, ya campestre, ya desconocido para muchos, de estos roedores denominados “Lemmings”; que se sacrifican en una procesión mortal dirigiéndose todos a su tumba acuática en el mar. Las razones de esa irracional conducta por parte de los seres humanos, en el cuento; es un paralelismo con estos roedores, que igual que los hombres en el relato, actúan de manera irracional, compulsiva y autodestructiva. 


El relato de Mathenson juega mucho con el suspenso y la atmósfera de fatalidad. La tensión va in crescendo desde las primeras líneas de escritura. La fatalidad se refleja en ese constante flujo de personas que se dirigen al mar para sacrificarse en aras de algo que no se sabe. Es como si esas personas vivieran un llamado irracional, similar a lo que sucede en La llamada de Cthulhu de Lovecraft, que los impulsa hacia lo demencial e irracional de su conducta. Los policías que ven este fenómeno, no dan crédito de lo que observan, por decirlo de alguna manera, y son incapaces de ejercer su autoridad para detener esa conducta en las personas. Esto, creo, se conecta mucho con lo que va a ser el clímax del cuento.

Otro aspecto es la descripción minimalista pero impactante de aquellos “miles de automóviles se encontraban embotellados…”, que nos dejan a nosotros, los lectores, una imagen clara y precisa del caos y de la desolación que proyecta la imagen central del relato. Recalcar que la descripción que desarrolla el autor es poderosa y efectiva. 

El norteamericano, se preocupa no sólo de las descripciones, sino que también de establecer una ironía dramática clara. No es que quiera adelantar información del desenlace del cuento, pero el lector tendrá que poner atención al personaje de Carmack. Hay una fuerza irresistible que ningún personaje podrá oponerse a ella. Todos sucumben ante esa potencia suicida, ¿qué harán los policías? ¿Cuáles son sus reacciones y reflexiones ante el fenómeno del cual están siendo testigos? En este sentido, el final del relato es abierto aunque ambiguo (en todo caso hay un cierre). No hay una explicación definitiva del fenómeno que se vive en el cuento. El misterio y la inquietud son un sello inconfundible que descoloca al lector. Desde esta lógica narrativa, es que manifestamos que el final del cuento es ambiguo; no queda para nada claro los orígenes del fenómeno y lo que motiva a los seres humanos, igual que los lemmings, a ese sacrificio masivo en las aguas del mar.

En definitiva, este relato nos invita a reflexionar acerca de la obediencia ciega de las masas, de esa escasa o nula capacidad de cuestionar lo que la mayoría piensa que es lo correcto, y por lo tanto, nos deja la invitación para ser auténticos en nuestras propias convicciones, y no dejarnos arrasar por el pensamiento colectivo, que por lo general no es la mejor brújula para tomar las mejores decisiones que la vida nos impone tomar. También como conclusión, y que no abordamos en detalle en este análisis, habría que destacar la indiferencia ante el horror y ante el suicidio colectivo, por parte de la masa. Además, hay una crítica social implícita relacionada con aquello que quizás perfilamos: la pérdida de la individualidad de las personas. Y hay algo muy curioso, que por cierto sería meritorio abordar en otro tipo de análisis; y es que el silencio es un protagonista oscuro en el cuento, el cual se manifiesta en el hecho de que nadie, ningún personaje que se sacrifica en el mar, no dice nada, ni un grito cuando se sumergen en el mar que les servirá como última morada. Todo es desconcertante en este relato de Richard Mathenson.       



viernes, 27 de junio de 2025

Humillados, ofendidos, perdón y bondad en Dostoievski

El maestro de las profundidades del alma humana y de los tormentos del espíritu, Fiódor Dostoievski, me ha dejado profundamente impactado con esta obra que paso a reseñar: Humillados y ofendidos. La capacidad introspectiva del autor ruso es formidable y se despliega con toda su potencia en esta notable novela.


Publicada en 1861, poco después de que Dostoievski pasara nueve años de exilio —incluyendo presidio y trabajos forzados en Siberia—, Humillados y ofendidos constituye una muestra temprana, pero ya sólida, de su talento para el análisis psicológico y social. Durante esos años de reclusión, en los que se le prohibió leer y escribir, no perdió, sin embargo, su aguda capacidad de observación del ser humano. Ese periodo está magistralmente registrado en Memorias de la casa muerta, donde el autor narra su experiencia en el presidio y las personas que conoció allí.

Esta novela es una vívida radiografía del San Petersburgo de la época, donde se retratan la corrupción, la pobreza y las profundas desigualdades sociales que marcaban la Rusia zarista. El núcleo argumental gira en torno a la lucha moral y amorosa de Iván Petróvich —narrador de la obra y un personaje complejo, profundamente humano y moralmente íntegro— con el joven hijo del príncipe Valkovski, por el amor de Natacha. Al mismo tiempo, se desarrolla el drama del padre de Natacha, Nikolái Serguéyevich Ikhméniev, injustamente acusado por el mismo príncipe de malversación.


Iván, apodado cariñosamente Vania, es un escritor modesto que vive en una buhardilla, enfrentando las humillaciones impuestas por el despiadado príncipe Valkovski, un hombre rico, ambicioso, frío y manipulador, que no duda en recurrir a todo tipo de artimañas para lograr sus egoístas objetivos. Natacha, hija de Nikolái, ha huido de la casa paterna para vivir con Aliosha, el joven hijo del príncipe, un personaje atractivo pero ingenuo y voluble, que se deja manipular fácilmente por su padre.

La huida de Natacha causa un profundo dolor a su padre, quien interpreta la acción como una ofensa imperdonable, una herida al honor familiar. Este conflicto entre padre e hija se ve intensificado por la acusación falsa del príncipe, que arruina a un hombre honesto como Nikolái. Vania, criado desde la infancia junto a la familia Ikhméniev, observa esta tragedia con profundo dolor y preocupación.

Otro personaje clave es Nelly (Helena), una niña huérfana cuya historia se entrelaza con la de los protagonistas. Tras la muerte de su madre, Vania se hace cargo de ella, rescatándola de la miseria y la explotación. Nelly es el emblema del sufrimiento inocente, y a través de ella, Dostoievski denuncia con crudeza la injusticia y la crueldad social. El misterio de su origen y su vínculo con el príncipe refuerzan la carga dramática y moral de la novela.

Los personajes son complejos y profundamente humanos. El príncipe Valkovski encarna una maldad racional y cínica, deleitándose en el sufrimiento ajeno. Es, en muchos sentidos, un precursor de los grandes villanos dostoievskianos. Vania, por el contrario, representa la bondad, la entrega y la compasión. El amor en sus múltiples formas —idealizado, filial, compasivo y caprichoso— atraviesa toda la obra. La relación de Vania con Natacha es un ejemplo de amor idealizado y abnegado; mientras que el vínculo de Aliosha con Natacha y Katia (una joven rica que su padre desea como esposa para él por conveniencia) ilustra un amor inconstante y superficial.

El orgullo herido, la humillación, la necesidad de perdón y la lucha interior son motores fundamentales en esta historia. El padre de Natacha, por ejemplo, prefiere vivir en la miseria antes que perdonar la “ofensa” de su hija. Por otro lado, Dostoievski no cierra del todo la puerta a la redención: incluso en medio de la crueldad, siempre deja abierta la posibilidad de compasión y perdón.

La crítica de la época acusó a la novela de tener elementos melodramáticos propios del folletín, lo que en parte es cierto. Sin embargo, esta combinación con el realismo social no debilita la obra, sino que la vuelve más envolvente, llena de giros y tensiones que mantienen el interés del lector. Los diálogos intensos y el uso de la primera persona como forma narrativa nos permiten adentrarnos en la psicología de los personajes y comprender mejor sus dilemas internos.

En definitiva, Humillados y ofendidos es una obra clave para comprender los inicios de la narrativa de Dostoievski. Aunque quizás no alcance la genialidad de Crimen y castigo o Los hermanos Karamázov, esta novela ya anuncia los grandes temas del autor: la dignidad humana, la injusticia, la lucha moral, el amor, el sufrimiento y la posibilidad de redención. Es una lectura profundamente conmovedora que nos invita a reflexionar sobre la compasión, el perdón y la complejidad del alma humana.

Una novela cien por ciento recomendable.

miércoles, 25 de junio de 2025

¿Ha Reencarnado el Mesías? Un Viaje entre la Profecía Rastafari y el Apocalipsis Cristiano

Aquellos días de cónclave en el Vaticano, con la efervescencia apocalíptica que envolvió al mundo tras la especulación por la muerte del Papa Francisco, me llevaron a una serie de reflexiones. Justo en ese momento, paseando por la costanera de Viña del Mar, me topé con un grupo de rastafaris. Con guitarras de madera y percusiones, interpretaban un reggae que me cautivó. La canción, "El Mesías se Reencarnó" de la banda chileno-argentina Zona Ganjah, resonó en mí. Al buscar la letra esa noche, me impactó su enérgica afirmación de que Jesucristo había regresado a la Tierra en una segunda encarnación.

Esto me llevó a preguntarme: ¿Qué significa realmente esta afirmación? ¿Es posible que Jesús haya reencarnado, juzgado a las naciones y desatado el apocalipsis cristiano? ¿Qué hay de verdad en estas ideas o son simples supersticiones, producto de delirios místicos? Y, ¿es el rastafarismo una religión reconocida como tal?


La Verdad Oculta y el Regreso del Mesías

La canción de Zona Ganjah arranca con una fuerte declaración: "Ocultan la verdad pero el rastaman te la cuenta pa que luego no anden diciendo nadie me avisó que el mesías se reencarnó, rasta cantó y babilonia no escuchó". De inmediato surge la interrogante: ¿Quién oculta la verdad y a qué verdad se refiere? La letra identifica a Babilonia como el gran engañador. En el contexto rastafari, Babilonia no se refiere solo al imperio de Nabucodonosor del siglo VI a.C. que sometió a Judá y destruyó el Primer Templo de Jerusalén (un período de inmenso dolor, pero también de resiliencia y fortalecimiento para el judaísmo, donde se consolidaron textos bíblicos como el Talmud babilónico). Para los rastas, Babilonia es un sistema opresivo y corrupto, una metáfora del mundo occidental y de las instituciones de poder que ocultan la verdadera divinidad y la historia.

La canción proclama que "rasta canta y avisa que el Cristo ha reencarnado", sugiriendo que la Segunda Venida de Cristo ya ocurrió. Desde una perspectiva cristiana tradicional, la Segunda Venida no es el inicio del Apocalipsis, sino su culminación definitiva: el fin de una era y el comienzo del reinado eterno de Dios. Según la creencia rastafari, esta venida se produjo en la persona de Tafari Makonnen, el futuro emperador de Etiopía, Haile Selassie I.


Haile Selassie I: El Mesías de Etiopía

Nacido el 23 de julio de 1892, Haile Selassie I fue Emperador de Etiopía desde 1930 hasta 1974. Su reinado fue uno de los más largos y transformadores del siglo XX. Fue un líder que impulsó la modernización de su país, aboliendo la esclavitud, expandiendo la educación y promulgando una constitución.

Un aspecto central de su figura, especialmente para el movimiento rastafari, es su veneración como una figura mesiánica, el Mesías retornado y una encarnación de Dios (Jah). Los rastafaris lo consideran el "Rey de Reyes" y "León Conquistador de la Tribu de Judá". Esta creencia se fundamenta en interpretaciones de profecías bíblicas y en la línea de sucesión de Selassie, que, según la tradición etíope, se remonta al Rey Salomón y la Reina de Saba. Es crucial destacar que Haile Selassie, un devoto cristiano ortodoxo, nunca apoyó explícitamente esta divinización, pero su imagen y figura son irremplazables para la fe rastafari en todo el mundo.

La canción de Zona Ganjah refuerza esta idea al citar: "Veintitrés de Julio de mil ocho noventa y dos, bendito día, manifestación, rayos, truenos, lluvia caía, porque un niño nos ha nacido, un niño se nos ha dado, se cumplía la profecía. Sobre su hombro el regir sobre el trono de David, de su reino no habrá fin, según Isaías. Descendiente directo de la raíz de David, de la salomónica dinastía".


La Conexión Bíblica según el Rastafarismo

Aunque no hay una profecía bíblica que mencione explícitamente a "Rasta" o a Haile Selassie I por su nombre, el movimiento rastafari interpreta varias escrituras para fundamentar sus creencias:

  • El León de la Tribu de Judá: Este título, emblemático de la monarquía etíope y de Haile Selassie, se vincula con Apocalipsis 5:5: "Y uno de los ancianos me dijo: No llores; he aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos." Para los rastafaris, Haile Selassie es el cumplimiento de esta profecía, ligándolo al linaje de David y, en última instancia, a Cristo.
  • Rey de Reyes y Señor de Señores: El 2 de noviembre de 1930, en la Catedral de San Jorge en Adís Abeba, Haile Selassie fue coronado con el título de "Rey de Reyes, Señor de Señores". Este evento histórico, documentado por medios occidentales de la época como The Times y The New York Times, resuena con Apocalipsis 19:16: "Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de Reyes y Señor de Señores." Esta correspondencia, para los rastafaris, es una evidencia de su divinidad.
  • El Trono de David y la Dinastía Salomónica: La canción menciona: "Según Pedro en Hechos cuenta el Cristo se reencarnaría y en el trono de David se sentaría. Rey de reyes, Señor de señores, León de Judah lo nombrarían, con esto lo coronarían: mil nueve treinta en Etiopia esto sucedía, era el retorno del Mesías".

 La base de esta creencia radica en la Dinastía Salomónica de Etiopía. Según la leyenda del Kebra Negast, los emperadores etíopes descienden del Rey Salomón y la Reina de Saba a través de su hijo Menelik I, quien supuestamente llevó el Arca de la Alianza a Etiopía. Haile Selassie, como el 225º descendiente directo de esta línea, es visto como el legítimo heredero del Trono de David en la Tierra. La promesa bíblica en 2 Samuel 7:12-16 sobre la perpetuidad del linaje de David y su trono eterno es interpretada por los rastafaris como cumplida en Haile Selassie I.

  • Etiopía y el Salmo 68:31: La canción también alude a la importancia de África: "No miraron hacia África". El Salmo 68:31: "Príncipes vendrán de Egipto; Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios", es interpretado por los rastafaris como una profecía del resurgimiento espiritual de África, con Etiopía como centro.


¿Verdad o Superstición? Y ¿Es el Rastafarismo una Religión?

Las preguntas sobre la verdad o superstición de estas creencias son complejas. Desde una perspectiva cristiana ortodoxa o tradicional, la reencarnación de Jesús no es una doctrina aceptada. La Segunda Venida de Cristo se espera como un evento singular y final, no como una serie de reencarnaciones. Para la mayoría de los cristianos, la idea de que Jesús ya reencarnó en Haile Selassie I y que el Apocalipsis ya comenzó o está en curso de esta manera, no es compatible con sus textos sagrados y teología. Las interpretaciones rastafaris de los versículos bíblicos son distintas y únicas, enfocadas en una visión afrocentrista de la divinidad y la liberación.

En cuanto a si el rastafarismo es una religión, la respuesta es sí. Aunque comenzó como un movimiento socio-político en Jamaica en la década de 1930, evolucionó y se consolidó como un movimiento espiritual y religioso. Posee un sistema de creencias distintivo, una figura central de veneración (Haile Selassie I), prácticas rituales (como la meditación, el uso de la marihuana sagrada, la música reggae), una cosmovisión particular (Babilonia como el sistema opresor, Zion como la tierra prometida), y una fuerte identidad cultural y comunitaria.

Finalmente, si Haile Selassie fue el Mesías retornado y murió en 1975, ¿por qué el mundo no experimentó la erradicación del mal, el juicio a la humanidad, el establecimiento del Reino de justicia y verdad de Dios, o la purificación de la Tierra, como se esperaría del Apocalipsis cristiano? Esta observación subraya la divergencia entre la expectativa profética y la realidad histórica. La respuesta a esto recae en la fe y la interpretación individual dentro de las creencias rastafaris, que a menudo enfatizan una transformación espiritual interna y una liberación gradual, más allá de un evento cataclísmico y definitivo en un momento específico. En consecuencia, todo esto no deja de ser curioso, así que se lo dejamos ahí al lector, para que éste saque sus propias conclusiones. 


lunes, 16 de junio de 2025

La epifanía moderna

La fábula es una hija de la realidad 

Pero ¿de cuál?

El pionero del silencio que

No sabemos quién

Fue y qué escribió, nada dijo. 


El mundo es más grande.

Recuerdo al tiempo

Y sus vericuetos.

Sólo había laberintos, juegos y exploraciones

ciegas.


La forma; una estructura lógica y

Las zonas, de los dioses. 

Desmembrado por la muerte y el fuego, que

lo consume la muerte, porque su parte es inmortal. 

Nada se acaba.


Sabiendo que todo es silencio y lógica:

Son la base de lo cuántico; permitiendo lo que nos 

sostiene, sin que nadie crea.

Tiene la gracia de ser incomprensible 

Porque las civilizaciones se acaban, y lo harán 

pronto.


Todo se construye en las paradojas.

Hay mundo moderno; una voz de alquimia,

Que los místicos mueren en la boca.


Todo sale muerto de las epifanías de la boca, callan 

ciegas en las esquinas de la conciencia.

Hay virajes que no son místicos, ellos van hacia 


Dios y por detrás de Él, juegan el ciclo.  

Hay que traspasar-lo, superar 

la norma y aceptar la ley. 

sábado, 14 de junio de 2025

La aniquilación de Houellebecq

 He perdido la cuenta desde cuándo sé de Michel Houellebecq. Lo primero que leí de él fue su libro, Las partículas elementales, novela que explora la decadencia existencial y moral de la cultura occidental, es decir, de la sociedad occidental contemporánea. Recuerdo que ese libro, lo encontré fotocopiado en la biblioteca de mi padre e inmediatamente me lo apropié. Años después, se lo regalé a un colega que no conocía al autor, espero que haya sido un buen regalo para Juan Carlos. Mucho tiempo después me compré, Ampliación del campo de batalla, Plataforma, y también leí Sumisión. Cada una de estas lecturas me han entregado una visión demoledora del ser humano contemporáneo, destacando elementos potentes, como un individualismo extremo, el consumismo desenfrenado, el sometimiento religioso para encajar en la sociedad y la sexualidad deshumanizada de la era moderna, me han hecho pensar que nuestra época actual, está marcada por una miseria irreversible. Disculpen mi pesimismo, pero creo que la cosa ya es así, y no hay mucho que se pueda hacer, sobre todo, respecto de cómo se encuentra el mundo este año 2025.

El último libro que acabo de leer de este autor es Aniquilación ("Anéantir" en su título original francés), y es de él que quiero hablar hoy en estas pocas palabras que bosquejo acá. Publicado en el año 2022; es una novela con un tono reflexivo y melancólico, pues ahonda más en las problemáticas familiares y laborales, en un sentido más humano, de Paul Raison, asesor del ministerio de Economía y Finanzas francés. Este libro no tiene un tono tan nihilista como algunas de sus obras anteriores, a mi juicio, sino más bien suda un dejo de afectividad y reflexión profunda por parte del autor, por cierto, en aquello que dice respecto a las relaciones humanas del protagonista con su entorno familiar más próximo. Quisiera ejemplificar lo que digo con las palabras del narrador, respecto de cómo el padre de Prudence, mujer de Paul, percibe su soledad en cuanto a “La muerte de su mujer había constituído para él un epílogo absoluto, su vida, a su entender, carecía de un motivo para prolongarse, pero se puede vivir sin motivo, es incluso lo más habitual, y le agradaba la ligera agitación de las olas, la que generaban a su alrededor [...] Daba la impresión de no haberse movido desde su última visita, consistía en que ahora había un libro a su lado…”. Lo que veo aquí en esta cita es: un duelo profundo y la pérdida del sentido del personaje, la inercia de la existencia, un indicio de cambio o consuelo, en la cual la búsqueda de un escape o distracción es latente; un intento de conexión o aprendizaje; una suerte de reconectar con el mundo exterior y la lectura como un consuelo pasivo, que encaja con la apatía de ese personaje, por ejemplo. 

El argumento de esta novela, a modo general, se centra en una Francia futurista del año 2027, en la cual este país se prepara para unas elecciones presidenciales (donde las posibilidades de una figura televisiva, que llegue a la primera magistratura son muy reales) la que están lideradas por el actual ministro de Economía y Finanzas, Bruno Juge. Paul, que es el protagonista de esta historia, trabaja como asesor para el ministro. Este personaje tiene como característica principal ser silencioso, callado, un tanto enigmático y a la vez, es un descreído en materia espiritual. De un momento a otro, comienzan en internet a circular extraños videos amenazantes, donde el ministro es mostrado guillotinado; pero donde abundan enigmáticas figuras geométricas. El paso de las amenazas virtuales toma un cariz real, donde la violencia se muestra a modo de atentados terroristas: la explosión de un carguero, un sangriento atentado contra un barco lleno de migrantes (más de quinientas personas muertas) y un ataque a un banco de semen en Dinamarca. Las preguntas abundan acerca de quiénes están detrás de estos actos: ¿satanistas?, ¿fundamentalistas ecológicos?, ¿grupos antiglobalización?, ¿católicos radicales?. Paul Rison hará intentos por dilucidar quiénes son los responsables de estos ataques, a su vez, tratará de lidiar con un matrimonio que se le cae a pedazos, un padre -ex agente de inteligencia, una suerte de espía de la DGSI- que sufre un infarto cerebral, quedando paralizado. Paul, en algún momento tendrá que rescatar a su padre, Édouard Raison, de una casa de reposo que ha cambiado sus protocolos de cuidado de sus pacientes, y que pone en riesgo la recuperación del ex espía. También el protagonista tendrá que lidiar con el suicidio de su hermano menor, Aurélien, que es un artista un tanto fracasado. Por otra parte, Paul, afrontará una crisis personal y una enfermedad grave que se le diagnostica. Hartas cosas le pasan, y de muchas se puede hablar en esta obra del francés. 


Houellebecq demuestra una maestría al crear una obra como esta, que algunos la pueden considerar como una novela total. Si bien es cierto, a mí me resultó en un inicio un poco lenta la novela, porque uno no estaba acostumbrado a esas historias de él, con ese tono reflexivo en lo humano, siendo que esperaba una novela con una impronta más cercana al existencialismo tipo Camus; pero luego avanzada la lectura, la reflexión acerca de la condición humana contemporánea se encamina muy bien. Michel Houellebecq, en esta novela no deja de ser quien es en las letras, y toma cada cierto tiempo en este libro, sus temas más potentes: la miseria afectiva y sexual, en la que podemos leer pasajes memorables al respecto: “A medida que Paul envejecía, los encuentros sexuales se volvían naturalmente más escasos, su soledad se había vuelto cada vez más profunda”. Esta novela se puede leer de muchas maneras; a modo de thriller con detalles esotéricos, un retrato familiar crudo, como una narración existencial e íntima del dolor humano, el amor y la muerte; pero también desde la perspectiva de la crítica política, donde leemos: “Le costó que le sirvieran, la banda de Sarfati se había agolpado delante de la barra y había arramblado con la mayor parte de las botellas. Gritaban y se reían a carcajadas, la mayoría ya estaban entonados, el hachís y la coca ya habían empezado a circular. Sarfati había conseguido mantenerles a distancia a lo largo de toda la campaña electoral, pero después de la victoria regresaban, era inevitable, todos procedían del medio de la tele y algunos eran compañeros suyos desde las primeras emisiones.” Esta parte de la obra, me hizo recordar cierta crítica de un sociólogo chileno, que hace de la actual generación política que hoy gobierna a Chile, cuando estos le preguntan a él, si tenía algún problema con el alcohol y las drogas, como una de las preguntas que funcionaba como requisito esencial para ser candidato del conglomerado a la presidencia del país. La respuesta del sociólogo: “sí, es un problema (las drogas) de salud pública”.

Finalizando este pequeño comentario de esta obra, es necesario mencionar que los futuros lectores de Houellebecq, deben estar inoculados respecto de los temas que aborda el autor en sus obras: miseria afectiva y sexual del hombre occidental de fines del siglo XX y principios del XXI, las relaciones amorosas en la era del neoliberalismo, los valores anulados por la búsqueda de la satisfacción narcisista de las personas, el turismo sexual y sus matices de consumismo y de vacío existencial, y las críticas explícitas hacia el Islam (ha tenido varios problemas el autor por este motivo), entre varias otras cosas más. En fin, esta novela, con seiscientas páginas traducidas por Jaime Zulaika y publicada bajo el sello de Editorial Anagrama, es una gran obra que vale la pena leer, porque es una visión siempre plausible de una realidad que puede estar más latente hoy en día, desde la mirada siempre anticipatoria de este ensayista, novelista y poeta francés nacido en 1958.                   


jueves, 12 de junio de 2025

Las humanidades en peligro

 Con los totalitarismos actuales (no sé si catalogarlo así en estos momentos, pero todo indica que se va hacia allá) las Humanidades corren un serio peligro, el que se proyecta incluso a una eventual crisis de la Democracia en muchos lugares del mundo. Hoy en día a raíz de posiciones extremas, ideológicamente hablando, se tildan a las humanidades de una suerte de engaño, de invención que no aporta en nada al crecimiento económico. En definitiva; una superchería maliciosa para el “progreso”. Al contrario, lo que hacen estas disciplinas (la historia, la filosofía, la literatura, por nombrar sólo algunas) es fomentar el pensamiento crítico dentro de una sociedad. En la sociedad occidental actual, se ha instalado este clima de animadversión contra las humanidades, porque en apariencia estos saberes no aportan al desarrollo tecnológico y material del mundo; y hoy en día, se cree que lo único que importa es el dinero y la tan anhelada tecnología. Y es cierto esto para una mayoría; la IA, la robótica, por mencionar un par de ejemplos, son considerados el motor de la sociedad tecnócrata, y por lo tanto, esa desconfianza hacia este saber se acrecenta cada día más en función de esta mala onda hacia las humanidades. 


Las instituciones encargadas de fomentar el pensamiento crítico, que podría ser privativo de las Humanidades, deberían ser las casas de estudios superiores. Pero esto no es tan así, ya que el mercado, actualmente, ha permeado muchas de estas instituciones; floreciendo éstas como callampas, que inundan cada rincón del planeta, sobre todo en Chile. Las universidades privadas, que sólo funcionan como formadoras técnicas de conocimientos, no tienen como objetivo el fomento del pensamiento crítico que deberían impulsar. Algunas universidades norteamericanas, especialmente Harvard, que tiene un enfoque formador crítico, de independencia de pensamiento y de cátedra; es en este país, una de las pocas que preserva la cultura e intenta transmitirla por esos lados hoy por hoy. La universidad de Columbia, por su parte, ha tomado una actitud sumisa ante las arremetidas autoritarias del presidente Trump. La dignidad de las universidades no se puede doblegar ante el poder del dinero, entendido el poder monetario como el arma que utiliza Donald Trump: medio coercitivo o mordaza del pensamiento crítico, que es una de las bases de la Democracia verdadera que por estos días está en riesgo. Evidentemente las universidades también deben preparar a las personas para el mundo laboral de hoy; pero no pueden perder la brújula, ese norte que siempre deben tener las casas de estudio: el pensamiento crítico. 

Las humanidades y los valores que planteaba la Ilustración, cuando ésta surgió en el siglo XVIII: entiéndase la acción de razonar; es lo que se conoce como la racionalidad, no se pueden perder en el fondo del vertedero. Esa misma racionalidad que hoy la tecno-estratificación social ha desechado y la ha reemplazado por una creciente insensibilidad para con el acto de pensar, se ve amenazada. Es decir, el refuerzo que la tecnología hace hoy es acrecentar las desigualdades sociales existentes, por cierto en el plano de la cultura y el saber humano. Esto, actualmente, lo generan estas universidades que no tienen como objetivo formar a sujetos con espíritu crítico, sino borregos técnicos que encajan perfectamente como ladrillos en una pared. ¿Quién hoy puede reflexionar hondamente acerca de la condición humana? La respuesta es clara y categórica: las universidades deben proteger el desarrollo de la crítica, del pensamiento reflexivo y concienzudo de la realidad.

Poder entender que las universidades son los guardianes de la Democracia, a través de la espada de la reflexión crítica, significa que esto descansa en la convicción que enseñar a las personas a ser razonables, es una labor titánica en nuestra época actual. Esto porque en el fondo, la irrupción tecnológica, expresadas en el corolario de las redes sociales, que se pueden entender como la cúspide de la imbecilidad, tal cual como se están utilizando actualmente: fomentan la idiotez y la vulgaridad, en muchos casos y no cumplen lo que realmente deberían hacer. Ojalá que se desarrollen espacios auténticos para combatir esta problemática; un espacio para pensar un mundo distinto. La última palabra, respecto de hacer que las cosas sean mejores, la tienen aquellas personas que son capaces de alzar su voz, dialogando y razonando en los espacios que Kant pensó para ello, en algún momento: las universidades reales. 

¿Somos capaces de diferenciarnos de los animales? Ellos sienten deseos que deben satisfacer por instintos. Nosotros también tenemos esos mismos deseos, aunque hay algo que nos diferencia radicalmente: la pregunta del ¿debo hacerlo?, ¿Debo satisfacer mis deseos a toda costa? Esta es la diferencia entre animales y personas: la capacidad de hacernos esa pregunta, por medio de la razón, que se sustenta sencillamente en la palabra, aquello que hoy, como las universidades y la democracia, se encuentran en un serio peligro de perder su sentido, de caer en la anomia y disolverse en los totalitarismos de hoy.    


martes, 3 de junio de 2025

El absurdo extranjero

 Estos primeros veinticinco años del siglo XXI han estado caracterizados por varias cosas que a mi juicio, me hacen pensar que vivimos en el más absoluto absurdo. Si me tienen paciencia les explico esta idea con mayor detalle, aunque no tanto para que ustedes mismos lo piensen por su cuenta. De partida, pueblos hermanos se están matando mutuamente en el nombre de sus dioses (entiéndase Alá y Yahvé). Palestinos e israelíes, llevan desarrollando un conflicto milenario, que hasta el día de hoy no tiene visos de terminar. La guerra de Ucrania y Rusia, tiene un antecedente político que se arrastra desde la Guerra Fría, y que por cosquillosas posiciones ideológicas, han generado miles de muertos estos dos conflictos; que penosamente están afectando a niños, mujeres, ancianos y adultos. El odio destruye la paz y la buena voluntad en el mundo diariamente. Si analizamos, brevemente, el absurdo que implica la guerra comercial entre China y Estados Unidos, esto nos deja un costo no sólo para ambas naciones, sino para toda la economía mundial. Aquello porque nadie sale ganando con creces con estas medidas; ya que en vez de resolver los problemas subyacentes, de fondo, está generando este conflicto más incertidumbre, hasta el punto de escalar posiblemente a un conflicto armado. No se dan cuenta que todo está interconectado como diría Siddhartha en la novela de Hesse. Por otra parte, en el plano más local, en especial mi país Chile y latinoamérica, la droga y su consumo y la violencia escolar también plantean un absurdo total. Cómo se traicionan a sí mismos aquellos jóvenes que consumen sustancias perjudiciales para su salud, por el sólo hecho de que el cantante urbano de moda y el grupo de “amigos”, considera esto “cool”.

Todo esto que menciono me hizo pensar en la idea del absurdo, lo que gatilló en mí que volviera a leer la novela “El extranjero” del escritor argelino, Albert Camus. Este autor franco-argelino nacido el 7 de noviembre de 1913 de origen humilde fue becado para estudiar gracias a la ayuda de uno de sus profesores. Pasado el tiempo se dedicó al periodismo en sus años juveniles, desempeñándose en varios medios de izquierda.

Camus participó en la Segunda Guerra Mundial, formando parte de la resistencia francesa en el famoso grupo “combat”. Esto es meritorio: pocos se atreverían a participar en una guerra, eso es admirable en mi opinión. Pero más allá de esto, lo más meritorio o destacable son sus cualidades de gran escritor. La academia sueca le otorga el Premio Nobel de Literatura en 1957 por "el conjunto de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de la actualidad". Y es la conciencia de los hombres lo que no ha cambiado mucho desde que Camus obtuvo su premio, el cual se lo agradece de todo corazón a su profesor; aquel que lo impulsó a ser lo que fue, posteriormente. Pero entremos en materia pronto y demos curso a esta reseña de “El extranjero”.

«Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. He recibido un telegrama de la residencia: «Madre fallecida. Entierro mañana. Sentidas condolencias.» Eso no quiere decir nada. Quizá fue ayer.» Así comienza la novela, y sólo este comienzo nos hace pensar varias cosas. En primer lugar, la indiferencia de Meursault, el protagonista, es impactante quizás para muchos lectores. En segundo lugar, el tedio que manifiesta en el velorio de su madre es impactante y choca con las expectativas sociales que se enmarcan dentro del mundo representado. Esa supuesta falta de emoción o la incapacidad de manifestar desde la lógica social convencional sus sentimientos, será la semilla del absurdo, que es el sello de esta obra. En otras palabras, esto es el motor de la trama de gran parte de la novela y del posterior juicio que vivirá el personaje principal. La forma de relatar los hechos por parte de Meursault es desprovista de florituras y adornos, se podría considerar como seca y apática. En definitiva, aquello es una genialidad del autor. En este sentido, Camus, siembra esa semilla del absurdo en que el protagonista no encuentra un sentido en la reacción que se esperaba en él ante la muerte de su madre. El silencio irracional del mundo, que percibe el protagonista; es una manifestación de una confrontación entre el deseo humano de encontrar sentido o significado a las relaciones humanas y su desapego para con los otros, que vive el personaje principal en esta historia. Cuestionar la normalidad y las expectativas sociales es la ley en esta obra. Cabe preguntar si Meursault es un monstruo, un psicópata, un enfermo mental, un antisocial o experimenta el mundo de una manera diferente. Se las dejo ahí dando bote.  


¿Cómo se dieron los hechos? 

La novela se divide en dos partes, que reflejan la indiferencia del protagonista ante las convenciones sociales y su posterior enfrentamiento con la justicia.  

Meursault, un joven oficinista que vive en Argel, le comunican que su madre ha muerto. Él tiene que trasladarse a la ciudad donde vivía su progenitora para asistir a su funeral. La falta de emoción ante este hecho se manifestará en los días siguientes, en la relación sentimental que inicia con Marie, su compañera de trabajo. La vida rutinaria y desapasionada que vive, se ve interrumpida por un confuso incidente. Un día, Meursault, Marie y Raymond Sintès (un proxeneta problemático y vecino), se dirigen a una playa para pasar un buen día. Ahí, se encuentran con dos árabes que tienen una cuenta pendiente con Raymond. Tras una pelea inicial, Raymond es herido. Posteriormente, Meursault regresa solo a la playa y dispara un revólver y mata a uno de los árabes (cinco disparos), sin una clara razón o premeditación aparente. Según las palabras del protagonista, que emite más tarde en el juicio, esto fue provocado por el calor del sol que hacía ese día en la playa.

La segunda parte de la novela se centra en el juicio de Meursault. Lo más inquietante de este juicio es que éste no es objetivo, ya que se enfoca en el carácter y la falta de moral del protagonista y no en el hecho de sangre ocasionado por él. La fiscalía y los testimonios de los testigos (incluyendo a Marie, Raymond y el director del asilo de ancianos) se enfocan más en su comportamiento en el funeral de su madre y en su frialdad en relación a lo último expuesto; pero no en los hechos del crímen en sí. Esto es potentísimo y muy absurdo si lo miramos con atención. El joven oficinista no muestra arrepentimiento o no lo finge, no miente ante nada de lo que se le pregunta, y además, ante la visita de un sacerdote demuestra un ateísmo descarado. Todos estos aspectos son presentados como evidencias de su moustrualidad y culpabilidad. Pero él ve todo su proceso con una apatía casi total, como si fuese un mero espectador que se divierte ante todo lo que le sucede y ante su propio destino, que acá no diremos en qué consiste. Lo único que les digo en relación a lo que acabo de decir; es esta memorable cita que lo condensa todo: «Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, sólo me falta desear que haya muchos espectadores el día de mi ejecución y que me reciban con gritos de odio.»


Las influencias del autor en otros escritores

Albert Camus de alguna forma se desmarcó de ser encasillado bajo la corriente filosófica del existencialismo, que tuvo como máximo exponente a Jean-Paul Sartre. Tanto por sus ideas filosóficas y su estilo literario, el autor de “La peste”, ejerció una profunda influencia en la literatura posterior. La confrontación entre el deseo humano de encontrar significado y el silencio indiferente del universo, se convirtió en un tema recurrente para muchos autores que vendrían en el futuro. Esta idea no sólo se manifestó en novelas y ensayos, sino también en personajes alienados, que exploraban esa falta de sentido de las convenciones sociales hipócritas. La rebelión como una forma de dignidad humana es más que un mero nihilismo ramplón o de mal gusto, según la visión de Camus, que se opone frente a ese absurdo descarnado, esto es otra marca de su pensamiento. Su énfasis en la solidaridad y la ética frente a la injusticia, resonaron en escritores que buscaron explorar la acción moral y la resistencia en un mundo desprovisto de un sentido trascendente, lo que se destaca potentemente en este autor. En general, la obra del franco-argelino, se manifiesta como una crítica a la condición humana, que está marcada por la hipocresía social. Su literatura es vista como una herramienta para el cuestionamiento político y social, no tengo dudas ante eso. Su obra ha sido leída y estudiada junto a la de pensadores como Sartre, Simone de Beauvoir y Maurice Merleau-Ponty. Muchos autores exploraron temas similares: la libertad, la responsabilidad, la angustia y la alienación lo hicieron bajo la sombra de Albert Camus. En este sentido, se puede decir que este autor tuvo una fuerte influencia en el teatro de Beckett. También lo tuvo, de una forma quizás diferente, en Bukowski bajo la lógica de una desilusión de las convenciones sociales y una visión cruda y directa de la existencia humana. También podemos destacar en este club a José Saramago con sus alegorías sobre la condición humana y la sociedad, en las que se pueden encontrar resonancias en el pensamiento de Camus. A su vez, en Günter Grass, por cierto, podemos encontrar ecos camusianos en su obra; en un plano ético, a través de alegorías potentes que abordan temas como la justicia y la dignidad humana. No sólo en el ámbito de la literatura se ha visto la influencia de Camus: bandas como The Cure (con su canción "Killing an Arab", directamente inspirada en El extranjero) y Titus Andronicus han reconocido su impacto en sus creaciones musicales. 

En fin, sin duda este autor merece siempre ser revisado y su visión del absurdo ha marcado el pensamiento de grandes artistas e intelectuales. Lamentablemente, Albert, muere tres años después de recibir el Nobel de la manera más tonta posible; cuando la leyenda cuenta que posiblemente él comentó que la manera más absurda de morir, es en un accidente automovilístico, lo que sucedió en 1960 junto con su editor, Michel Gallimard.          


jueves, 29 de mayo de 2025

Siddhartha y el camino de la experiencia

 Cuando tuve en mis manos y leí por primera vez la novela Siddhartha del escritor alemán, Hermann Hesse, tenía unos dieciséis años. Era un adolescente viviendo en los noventa y no tenía acceso directo a los libros, ni menos a Encarta 97 y un computador, para poder buscar cualquier dato. Sólo tenía algunos libros escolares, no muy ilustrativos para adquirir un conocimiento más acabado acerca de cualquier cosa que a uno se le ocurriera estudiar. Sin embargo, encontré el libro de Hesse en un banco de una plaza cualquiera, un día ya ido en el tiempo. Este suceso extraño y maravilloso, fue mi primer acercamiento al autor, al budismo y a la espiritualidad oriental. En esa época no dimensionaba lo trascendental que es el mensaje de la novela, para cualquier persona que busca algo en la vida; ese no sé qué, que anhelante de encontrar el sentido de la existencia, palpitaba en mí. En todo caso, aquello sigue latente en mi persona de diferentes formas. Lo importante será conocerse a sí mismo. Creo, al final de cuentas, que eso es lo que quiere decir esta obra literaria. Pero vamos por parte. 


Para entender un poco más en profundidad las obras literarias del autor, y en especial ésta; su estilo literario y su visión del mundo, es necesario conocer ciertos datos de la vida de Hesse. Nacido en 1877, vivió una infancia marcada por la influencia misionera protestante de sus padres. Vivió unos primeros años de vida difíciles y una adolescencia caracterizada por un intento de suicidio. Crisis personales y búsqueda espiritual, se expresan en él desde muy temprano en su existencia. En su juventud, Hermann Hesse, ejerce distintos trabajos para ganarse el pan, y fue en uno de ellos, como dependiente en una librería; lo que generó al futuro escritor. Sus experiencias personales, un desencanto de la cultura occidental y sus lecturas filosóficas, allanan el camino para el desarrollo de su visión espiritual. Luego de la Primera Guerra Mundial y su trabajo en la Cruz Roja alemana atendiendo a prisioneros de guerra, ese interés acerca de la espiritualidad oriental termina por consolidarse en él, lo que lo llevaría a crear una de las literaturas más profundas y simbólicas que podamos leer actualmente. Las influencias poderosas en el alemán, que fueron clave en sus obras, y especialmente en su pensamiento; particularmente en el caso de la que nos ocupa hoy, acá en esta reseña de Siddhartha, van desde Los Upanishads, El Bhagavad Gita, El Tao Te Ching de Lao Tsé; hasta Carl Jung, por ejemplo. De esta manera nos podemos hacer una idea clara respecto de quién es el autor y forma de ver la vida. 


Esta novela publicada en 1922, y que tuvo en los años sesenta del siglo XX una resonancia importante en el movimiento hippie; nos relata la vida del hijo de un brahman, que un buen día decide dejar el confort de su casta y experimentar el mundo. En esta obra, seguimos a Siddhartha (el protagonista) en las diversas etapas de su vida. En este sentido, presenciaremos que encontrará en su búsqueda espiritual, a distintos maestros y filosofías que no convencen al joven hijo del brahmán. Luego de estar en compañía de los samanas (ascetas itinerantes), junto con su amigo de la infancia, Govinda, el joven Siddhartha, escucha acerca de un gran sabio que pulula por la antigua India y que ha alcanzado la Iluminación. El joven decide dejar, por lo tanto, a los samanas y a Govinda atrás, porque considera que estas personas no lo ayudan a encontrar lo que busca: el autoconocimiento y la iluminación. Lo que anhela el hijo del brahmán, en otras palabras, no es una doctrina específica, sino más bien experimentar lo que se entiende como la unidad del ser. En otras palabras esto quiere decir que, el joven indio, indaga la manera de encontrar cómo todo en el universo está interrelacionado o interconectado, y todo es parte de una misma esencia divina o cósmica. El príncipe explora aquello que está tratando de encontrar; y toda la novela nos habla de esa búsqueda incansable a través de la experiencia directa con el mundo, pero el mundo se muestra, en la obra, como esa tensión constante entre los opuestos: espíritu y cuerpo, placer y ascetismo, por ejemplo. Ahora bien, lo que el futuro lector de esta novela debe tener en cuenta es que la experiencia personal, en ese indagar del joven Siddhartha, apunta a que la real sabiduría que persigue, no se encuentra en los libros o en las doctrinas entregadas por los hombres, sino que en la mera experiencia del vivir. Por esta razón el joven practicante espiritual, deja atrás la doctrina entregada por Gotama; una vez que lo conoce y sabe de las enseñanzas del Buda. Bajo esta lógica del protagonista, se puede comprender la diferencia entre el personaje de Govinda y Siddhartha. El primero, también se encuentra en la misma búsqueda que lleva a cabo el joven príncipe, sin embargo, no es capaz de darse cuenta que debe seguir un camino propio, como lo hace su amigo de toda la vida. Es por eso que toman rutas diferentes, ambos personajes.


Avanzado el tiempo, el hijo del brahman, llega a tener contacto con diferentes personajes. Así surgen en el horizonte; Kamala, una hermosa y experimentada cortesana que enseña al protagonista, el arte del amor físico. A la postre, la pareja tendrá un hijo, que resultará una enseñanza conflictiva para Siddhartha. Gracias a la cortesana, el aspirante al Nirvana, conoce a Kamaswami; un astuto y rico comerciante que lo toma como empleado y le enseña el arte del comercio. El personaje principal de esta historia, así, siguiendo los consejos del comerciante, se vuelve rico, acumulando una cuantiosa fortuna. Se vuelve un ávido apostador y vividor, llegando a tener todo lo que el mundo materialmente puede dar. El deseo y el apego, junto con el placer que pueden dar las cosas transitorias no logran satisfacer a Siddhartha. Cuando éste llega al río, –en una de los momentos más espirituales, a nuestro juicio, en la novela– y decide quedarse a trabajar con Vasudeva, quien es el barquero que ayuda a las personas a cruzar el río; él ha dejado atrás su vida de riqueza y su paso por el mundo del Samsara. En este punto, Siddhartha se encuentra despojado de sus posesiones materiales y de sus ilusiones, y de todo aquello que lo amarra a este mundo. Desde una perspectiva mundana, podría considerarse que ha llegado al río sin nada, casi como "basura"; despojo del mundo humano, y que se ha abandonado a sí mismo. Sin embargo, es precisamente a través de su tiempo con Vasudeva, escuchando el río y aprendiendo de su sabiduría, que Siddhartha encuentra una comprensión más profunda de la vida y alcanza la iluminación. Vasudeva, aunque humilde y sencillo, se convierte en un guía espiritual crucial para Siddhartha. Lector: póngale ojo al humilde barquero, se sorprenderá.

Por lo tanto, la llegada de Siddhartha al río, despojado de su pasado, y su encuentro con Vasudeva, quien le enseña a encontrar la sabiduría en lo aparentemente simple, podría interpretarse en relación con esa idea de despojamiento y renacimiento. En esta novela, el río, es un ente que enseña la naturaleza cíclica de la vida. Es el representante de la simultaneidad de todos los tiempos en el presente. Esto quiere decir, que si leemos esta novela en capas, nos podemos dar cuenta que hay una profunda reflexión acerca del tiempo y su naturaleza. Nos damos cuenta, de esta manera, que el tiempo no es tan lineal y absoluto, como creemos cotidianamente. El pasado y el futuro tienen una tangible influencia en nuestro presente, bajo este modo de pensar, podemos tomar conciencia que tenemos la capacidad de conectar con diferentes momentos a través de la memoria, la experiencia y la imaginación. Esto es como si hubiese una sensación subyacente de conexión entre todos los momentos, aunque no siempre seamos conscientes de ello. 

Bueno, ante esta pequeña reflexión solo queríamos invitarlos a leer esta espectacular novela de Hermann Hesse. Es, definitivamente, una obra que nos enseña mucho; nos muestra un camino acerca de la verdad de la vida, del sentido de la experiencia y el sentido de la amistad, el amor, el dinero, el placer y las cosas. También nos puede dar a conocer ciertos caminos que podemos elegir para vivir la vida y aceptar sus etapas. Seguir nuestra propia senda, nuestra propia verdad, nuestras propias reflexiones sobre la naturaleza de la vida; y así poder entender que a través de la experiencia personal podemos encontrar, tal vez, el camino a la sabiduría. 


La crudeza del "Barrio bravo" de Luis Cornejo

Leer “Barrio bravo”, libro de cuentos (1955) de Luis Cornejo, ha sido un recordatorio crudo y flagelante, acerca de la desgarradora pobreza ...