jueves, 29 de mayo de 2025

Siddhartha y el camino de la experiencia

 Cuando tuve en mis manos y leí por primera vez la novela Siddhartha del escritor alemán, Hermann Hesse, tenía unos dieciséis años. Era un adolescente viviendo en los noventa y no tenía acceso directo a los libros, ni menos a Encarta 97 y un computador, para poder buscar cualquier dato. Sólo tenía algunos libros escolares, no muy ilustrativos para adquirir un conocimiento más acabado acerca de cualquier cosa que a uno se le ocurriera estudiar. Sin embargo, encontré el libro de Hesse en un banco de una plaza cualquiera, un día ya ido en el tiempo. Este suceso extraño y maravilloso, fue mi primer acercamiento al autor, al budismo y a la espiritualidad oriental. En esa época no dimensionaba lo trascendental que es el mensaje de la novela, para cualquier persona que busca algo en la vida; ese no sé qué, que anhelante de encontrar el sentido de la existencia, palpitaba en mí. En todo caso, aquello sigue latente en mi persona de diferentes formas. Lo importante será conocerse a sí mismo. Creo, al final de cuentas, que eso es lo que quiere decir esta obra literaria. Pero vamos por parte. 


Para entender un poco más en profundidad las obras literarias del autor, y en especial ésta; su estilo literario y su visión del mundo, es necesario conocer ciertos datos de la vida de Hesse. Nacido en 1877, vivió una infancia marcada por la influencia misionera protestante de sus padres. Vivió unos primeros años de vida difíciles y una adolescencia caracterizada por un intento de suicidio. Crisis personales y búsqueda espiritual, se expresan en él desde muy temprano en su existencia. En su juventud, Hermann Hesse, ejerce distintos trabajos para ganarse el pan, y fue en uno de ellos, como dependiente en una librería; lo que generó al futuro escritor. Sus experiencias personales, un desencanto de la cultura occidental y sus lecturas filosóficas, allanan el camino para el desarrollo de su visión espiritual. Luego de la Primera Guerra Mundial y su trabajo en la Cruz Roja alemana atendiendo a prisioneros de guerra, ese interés acerca de la espiritualidad oriental termina por consolidarse en él, lo que lo llevaría a crear una de las literaturas más profundas y simbólicas que podamos leer actualmente. Las influencias poderosas en el alemán, que fueron clave en sus obras, y especialmente en su pensamiento; particularmente en el caso de la que nos ocupa hoy, acá en esta reseña de Siddhartha, van desde Los Upanishads, El Bhagavad Gita, El Tao Te Ching de Lao Tsé; hasta Carl Jung, por ejemplo. De esta manera nos podemos hacer una idea clara respecto de quién es el autor y forma de ver la vida. 


Esta novela publicada en 1922, y que tuvo en los años sesenta del siglo XX una resonancia importante en el movimiento hippie; nos relata la vida del hijo de un brahman, que un buen día decide dejar el confort de su casta y experimentar el mundo. En esta obra, seguimos a Siddhartha (el protagonista) en las diversas etapas de su vida. En este sentido, presenciaremos que encontrará en su búsqueda espiritual, a distintos maestros y filosofías que no convencen al joven hijo del brahmán. Luego de estar en compañía de los samanas (ascetas itinerantes), junto con su amigo de la infancia, Govinda, el joven Siddhartha, escucha acerca de un gran sabio que pulula por la antigua India y que ha alcanzado la Iluminación. El joven decide dejar, por lo tanto, a los samanas y a Govinda atrás, porque considera que estas personas no lo ayudan a encontrar lo que busca: el autoconocimiento y la iluminación. Lo que anhela el hijo del brahmán, en otras palabras, no es una doctrina específica, sino más bien experimentar lo que se entiende como la unidad del ser. En otras palabras esto quiere decir que, el joven indio, indaga la manera de encontrar cómo todo en el universo está interrelacionado o interconectado, y todo es parte de una misma esencia divina o cósmica. El príncipe explora aquello que está tratando de encontrar; y toda la novela nos habla de esa búsqueda incansable a través de la experiencia directa con el mundo, pero el mundo se muestra, en la obra, como esa tensión constante entre los opuestos: espíritu y cuerpo, placer y ascetismo, por ejemplo. Ahora bien, lo que el futuro lector de esta novela debe tener en cuenta es que la experiencia personal, en ese indagar del joven Siddhartha, apunta a que la real sabiduría que persigue, no se encuentra en los libros o en las doctrinas entregadas por los hombres, sino que en la mera experiencia del vivir. Por esta razón el joven practicante espiritual, deja atrás la doctrina entregada por Gotama; una vez que lo conoce y sabe de las enseñanzas del Buda. Bajo esta lógica del protagonista, se puede comprender la diferencia entre el personaje de Govinda y Siddhartha. El primero, también se encuentra en la misma búsqueda que lleva a cabo el joven príncipe, sin embargo, no es capaz de darse cuenta que debe seguir un camino propio, como lo hace su amigo de toda la vida. Es por eso que toman rutas diferentes, ambos personajes.


Avanzado el tiempo, el hijo del brahman, llega a tener contacto con diferentes personajes. Así surgen en el horizonte; Kamala, una hermosa y experimentada cortesana que enseña al protagonista, el arte del amor físico. A la postre, la pareja tendrá un hijo, que resultará una enseñanza conflictiva para Siddhartha. Gracias a la cortesana, el aspirante al Nirvana, conoce a Kamaswami; un astuto y rico comerciante que lo toma como empleado y le enseña el arte del comercio. El personaje principal de esta historia, así, siguiendo los consejos del comerciante, se vuelve rico, acumulando una cuantiosa fortuna. Se vuelve un ávido apostador y vividor, llegando a tener todo lo que el mundo materialmente puede dar. El deseo y el apego, junto con el placer que pueden dar las cosas transitorias no logran satisfacer a Siddhartha. Cuando éste llega al río, –en una de los momentos más espirituales, a nuestro juicio, en la novela– y decide quedarse a trabajar con Vasudeva, quien es el barquero que ayuda a las personas a cruzar el río; él ha dejado atrás su vida de riqueza y su paso por el mundo del Samsara. En este punto, Siddhartha se encuentra despojado de sus posesiones materiales y de sus ilusiones, y de todo aquello que lo amarra a este mundo. Desde una perspectiva mundana, podría considerarse que ha llegado al río sin nada, casi como "basura"; despojo del mundo humano, y que se ha abandonado a sí mismo. Sin embargo, es precisamente a través de su tiempo con Vasudeva, escuchando el río y aprendiendo de su sabiduría, que Siddhartha encuentra una comprensión más profunda de la vida y alcanza la iluminación. Vasudeva, aunque humilde y sencillo, se convierte en un guía espiritual crucial para Siddhartha. Lector: póngale ojo al humilde barquero, se sorprenderá.

Por lo tanto, la llegada de Siddhartha al río, despojado de su pasado, y su encuentro con Vasudeva, quien le enseña a encontrar la sabiduría en lo aparentemente simple, podría interpretarse en relación con esa idea de despojamiento y renacimiento. En esta novela, el río, es un ente que enseña la naturaleza cíclica de la vida. Es el representante de la simultaneidad de todos los tiempos en el presente. Esto quiere decir, que si leemos esta novela en capas, nos podemos dar cuenta que hay una profunda reflexión acerca del tiempo y su naturaleza. Nos damos cuenta, de esta manera, que el tiempo no es tan lineal y absoluto, como creemos cotidianamente. El pasado y el futuro tienen una tangible influencia en nuestro presente, bajo este modo de pensar, podemos tomar conciencia que tenemos la capacidad de conectar con diferentes momentos a través de la memoria, la experiencia y la imaginación. Esto es como si hubiese una sensación subyacente de conexión entre todos los momentos, aunque no siempre seamos conscientes de ello. 

Bueno, ante esta pequeña reflexión solo queríamos invitarlos a leer esta espectacular novela de Hermann Hesse. Es, definitivamente, una obra que nos enseña mucho; nos muestra un camino acerca de la verdad de la vida, del sentido de la experiencia y el sentido de la amistad, el amor, el dinero, el placer y las cosas. También nos puede dar a conocer ciertos caminos que podemos elegir para vivir la vida y aceptar sus etapas. Seguir nuestra propia senda, nuestra propia verdad, nuestras propias reflexiones sobre la naturaleza de la vida; y así poder entender que a través de la experiencia personal podemos encontrar, tal vez, el camino a la sabiduría. 



       






lunes, 19 de mayo de 2025

Bazterrica y los exquisitos cadáveres


El otro día tuve que ir a una carnicería, ya que necesitaba una proteína para mis almuerzos de la semana y así cumplir con este aspecto de mi alimentación. Comer bistec de lomo y chuletas de cerdo, también pollo; es algo habitual en la dieta de millones de personas a lo largo y ancho del mundo, actualmente. Llegué ese día a la chacinería ya mencionada y, lo primero que veo en el escaparate, es una senda cabeza de cerdo muy grande, cercenada. Esto me impactó temporalmente. Se notaba en ese cráneo todos los detalles del rostro animal, que inerte perdía su mirada en el infinito de los momentos. Me quedé mirando y mirando esa cabeza cercenada, mientras esperaba mi turno para que me atendieran. Estaba en eso y recordé de súbito la novela de Agustina Bazterrica, cadáver exquisito. Pensé en la posibilidad hipotética que la realidad presentada en la novela, sea algo real en el sentido más literal de la palabra. ¿Qué pasaría con usted, estimados lectores, si esto sucede y nos vemos obligados a cambiar hábitos alimenticios, recurriendo al canibalismo? ¿Qué sucedería con usted si percibe que las nuevas generaciones, normalizan el consumo de carne humana y la crianza de seres humanos para estos fines? Piense por un momento en esto y verá que, quizás, todo sea un asunto de perspectivas. Tal vez los límites morales se difuminan tanto en el futuro, que el mercado y sus necesidades ganen y perdamos para siempre la brújula ética que debería guiar a la humanidad. De esto y muchas otras cosas más, te invito a leer, querido lector, mi hermano (a,e), mi prójimo, acerca de este maravilloso libro en la siguiente reseña, en la cual nos sumergiremos en el mundo oscuro y post apocalíptico que Bazterrica nos presenta. 


Agustina Bazterrica nació en Buenos Aires, Argentina, en 1974. Es licenciada en Artes por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Reconocida por sus novelas y cuentos. Ha ganado varios premios literarios. En 2017, su novela "Cadáver exquisito" obtuvo el Premio Clarín de Novela y en 2021, el Premio "Ladies of Horror Fiction" a la mejor novela (siendo la única obra finalista no escrita originalmente en inglés). Ése es el nivel de esta tremenda escritora. El relato que construye la bonaerense, parte desde la perspectiva de un hombre que vive de una tradición de faeneros, y que por lo tanto, es un experto en la materia. Este hombre es Marcos Tejo, y a través de él y su perspectiva, conocemos su vida y los hechos que estampan el derrotero de este relato. El narrador en tercera persona, nos cuenta los acontecimientos a través de los pensamientos de Marcos, el protagonista. El elemento post apocalíptico que hay en la novela, es la aparición de un virus que se propaga por la ingesta de carne animal; de todos los animales, y comer carne, entonces, se vuelve mortal. La humanidad acepta y se adapta (en un proceso social y cultural que puede demandar mucho tiempo, eso se deduce en la obra) a esta práctica alimenticia amoral y sin escrúpulos. Se tiene que generar una nueva fuente de alimentación que reemplace el consumo animal. No se puede vivir sin el consumo de carne nos comunica esta historia, por lo tanto, hay que generar un consumo alternativo y, es aquí, donde surge la idea de criar a seres humanos de tercera, cuarta o quinta categoría, con el fin de satisfacer la demanda por la carne, la que sea. Acá, bajo esta lógica literaria, la novela nos plantea la existencia de categorías de humanos y, eso, es oscuro y escalofriante. A estas personas que han perdido todos sus derechos fundamentales, se les denomina “cabezas” y las crían otras personas para comérselas.  

La novela muestra a Marcos, el personaje principal, que pasa por una crisis personal: se está separando de su esposa, ha muerto su hijo pequeño (hecho trascendente), su padre; que es su todo, está senil y muy debilitado de salud. El viejo vive en un asilo de ancianos, para colmo. Además, Marcos, no tiene muy buenas relaciones familiares con su hermana y la familia de ésta. Les recomiendo que le pongan atención al personaje de la hermana de Marcos. Ésta tiene, por decirlo de alguna manera, una muy mala actitud, de indiferencia ante el dolor humano, cero empatía. Por cierto, ella es indiferente ante lo que vive el padre, de las condiciones de vida del anciano. Cada cierto tiempo, surgen los recuerdos de infancia del protagonista junto con su padre. El contraste entre las cosas macabras que presenta la novela y los recuerdos de infancia del narrador con su progenitor en el aviario del zoo, son de una habilidad literaria fenomenal.

Marcos Tejo también se atormentaba terriblemente por la pérdida de su hijo, por la muerte súbita del pequeño. Un hecho que cala hondo en la vida del trabajador de la carne. “Sin la tristeza no queda nada”, acá la expresión sugiere una profunda crisis de sentido que vive el protagonista, quizás la tristeza lo hace sentir vivo. La novela en este sentido, recurre a este tipo de recursos para presentar la psicología perturbada del personaje principal.

A Tejos le regalan una “cabeza”, a la que llama el hombre, Jazmín. El lector tendrá que poner atención a la relación que Marcos establece con esta cabeza especial:(de una calidad superlativa), una jovencita de veinte años, que está privada de la palabra, y que vive bajo la tutela del experto de la industria de la carne humana. En esta sociedad distópica hay un sólo gran delito que es ferozmente castigado, y eso, vuelvo a repetir, es lo que el lector tendrá que descubrir. Si digo algo más, será en el fondo un spoiler, así que hasta acá llego en este sentido. 


Para pensar la novela 

Lo primero que pienso, en un sentido literario y bien nerds, es tratar de establecer qué entendemos por el concepto de distopías. Éstas en cierto sentido, siempre hablan de otro mundo, pero que también, estos mundos, puede estar más cerca de lo pensado; más próximos a nuestra realidad concreta y personal. En esta obra todo es simbólico y metafórico. La novela habla de nosotros mismos, en el fondo, y de nuestras costumbres y contradicciones propias. Acá, en el mundo representado en esta historia, no hay dilema de si se come o no la carne humana, porque las circunstancias, de alguna forma u otra, te obligan a eso. En nuestra propia vida hay inmoralidades disfrazadas por la moral de la época; por el propio lenguaje imperante o por la visión de mundo predominante, determinado por la cultura de la sociedad, esa del momento. En este sentido, la novela nos trae a la mente a una Bazterrica, que reflexiona acerca de la idea de la explotación del hombre por el hombre, o sea, el ser humano se comporta como un lobo para su propia especie. Todo por mantener un estilo de vida acomodaticio e indolente, ante el sufrimiento de los seres y llenar la panza a cómo dé lugar, teniendo las posibilidades de recurrir a alternativas factibles, en fin...

Una de las lecturas posibles que puede poseer esta obra, dice relación con la idea que se vincula con los códigos que impone una época. Estos chocan con las maneras personales de ver y sentir las relaciones interpersonales, aquellas que generan vínculos entrañables y que la sociedad y sus reglas, impiden el florecimiento de relaciones amorosas, por ejemplo. Aquello lo digo a propósito de esa relación que la genera Marcos Tejo con Jazmín, y ya dije mucho. Marcos cruza todos los límites establecidos por su sociedad. Pareciera que no se hubiese dado cuenta. Atravesar las barreras, y no darse cuenta que hay ciertas cosas que no puedes hacer; o simplemente vaciar tu mente de reglas y limitantes, para vivir lo prohibido, también es un ingrediente importante en esta novela. 

El libro, que es un llamado potente a la reflexión, a nuestro juicio, te puede hacer pensar acerca de ¿qué se entiende por ser humano? Lo pregunto por aquellos que son criados, desde que nacen, para comida de caníbal, y por los caníbales de esta historia, que se dicen ser civilizados, es que también está dimensión de la obra es interesante. Por ahí aparecen unos carroñeros y una iglesia con su fé, que justifican la barbarie que describe la novela. La cabeza de Marcos ¿es humana? Ella no está socializada ni tampoco educada o instruida, en definitiva no tiene la capacidad de hablar, no posee lenguaje. Jazmín, bajo esta lógica, no puede tener intereses, ni tampoco comunicar sus ideas, no es una persona y carece de la esencia humana que le otorga el movimiento a la razón, o sea, la palabra. 

Esta novela tiene de todo o casi todo. Es una ficción distópica que funciona con el sustento de un conocimiento literario de la realidad; de cada uno de los mundos posibles, e interacciones que se dan entre los personajes. También, encontramos una lógica fordiana en la producción de carne humana que despoja de toda dignidad al prójimo, que te podrías estar comiendo si fueses un personaje más de este relato. Por otra parte, el discurso oficial que permite la barbarie no tiene perdón, ni contemplación alguna con los otros, las cabezas, que son consumidas sin escrúpulos, ni moral, ni sentido de la compasión. Miserables, diría Victor Hugo. La estratificación de las clases sociales es una impronta potente en esta obra, que redunda en el uso del lenguaje como herramienta de orden social por parte de aquellos que ostentan el poder. Y, que no se nos olvide, que hay un tema esencial en la obra. ¿Se dieron cuenta? Muerte y dinero. Pero, por sobre todo está la muerte que vive de los mataderos, esa muerte que sirve para que sobrevivas, porque necesitas comer o si no, enfermas y mueres. Ingerir proteínas humanas, si no piensas por ti mismo, si aún no eres mayor de edad diría Kant, sonaría una buena opción para un asado a la leña. Pero me preguntó: ¿hacia dónde vamos? ¿Vamos hacia la muerte del hombre ante la imposición social del poder? Pareciera que vamos caminando a pasos de gigante hacia un mundo cada vez más violento, donde todos somos vulnerables, unos más; otros menos, pero todos a fin de cuentas. Me conmueve cada vez más, la cultura de la violencia y el mal trato que cada vez crece más. En el fondo, si nos comemos al prójimo por deporte, ¿cómo estamos pensando a ese otro? 

Para mí, en el fondo la violencia que proyecta la obra se relaciona profundamente con el capitalismo feroz en el que se vive actualmente. Tal vez ésta pueda ser la lectura más válida de la obra, que pueda hacer en estos momentos. Pero quizás la lectura más honda que pueda construir de este libro, es descubrir en sus páginas, en su lectura gozosa y meditada, que el lenguaje es un elemento de credibilidad, de verosimilitud que necesita esta distopía, porque la única palabra que no leerás en este libro y que en el mundo de Marcos Tejos está prohibido, es la palabra “canibalismo”, esto ya nos dice todo o casi todo acerca de cómo el conjunto social y su discurso validado por el consenso general y los grupos de poder, te dicen lo que es bueno o no. 

sábado, 10 de mayo de 2025

Han y la agonía del amor


El libro de Byung-Chul Han, La agonía del Eros, es un fuerte ejercicio reflexivo que pone énfasis en la crítica punzante al neoliberalismo, en cuanto éste visto como eje responsable, de que la sociedad contemporánea, vive una fuerte crisis de tipo narcisista, de transparencia y de sobreexposición, que desemboca en que el Eros–esa fuerza indómita de la naturaleza– entre en una agonía lenta y doliente. Este libro está dividido en siete capítulos, que abordan conceptos importantes para comprender la tesis que plantea el filósofo. La sociedad contemporánea, obsesionada con los puntos que mencioné como elementos de la crisis; es para Han el declive y la muerte del Eros al eliminar al Otro en su dimensión de diferente, lo que sería fundamental para la experiencia erótica. El filósofo en este libro nos advierte que la falta de negatividad (que tiene un significado filosófico en este contexto), que es propia en el encuentro con esta diferencia se traducen en relaciones más superficiales, autorreferentes, carentes de profundidad y del misterio que son propias del Eros. 

Los palos que pega el surcoreano

En esta sociedad actual se está perdiendo la capacidad de relacionarse con el Otro, nos dice con fuerza Han. Se comienza a negar a ese Otro en todos sus aspectos más distintivos como persona, lo que se traduce en un aislamiento y en la confirmación del propio yo como elemento único en la vida del hombre. En este libro del catedrático y reciente galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025, aparecen sus conceptos claves, de otras obras ya publicadas, tales como: el sujeto que se explota a sí mismo (la sociedad del cansancio 2010) a través de la lógica del rendimiento. Acá se erosiona el Eros potentemente. Los palos al internet y su sobre exposición permanente (La sociedad de la transparencia 2012), en la versión de las redes sociales y otras actuales; es lo que se pueden asociar perfectamente a una desaparición del misterio y la negatividad del Otro. En este sentido, es como si nos quisiera decir el autor, que en nuestra era digital cada vez estamos más lejos del otro y que no tenemos una fuerza vivificante que nos conecte con ese Eros que se disuelve. 


Esta es una sociedad del rendimiento que sólo nos imprime la idea de rendir bajo cualquier lógica. Todo es susceptible a ser consumido, y en ese sentido, las relaciones entre las personas se transforman en meras transacciones. Nos transformamos en meros objetos que podemos ser consumidos para el goce y deleite de la satisfacción inmediata. Consumir y desechar al Otro, es otro aspecto de erosión, que aniquila la profundidad y duración del Eros en esa interacción humana. Bajo esta lógica argumental llegamos a la crítica a la pornografía como la anitítesis del Eros. Es así como en esta línea, Han, plantea que el capitalismo incrementa el progreso de lo pornográfico en la sociedad, ya que todo es expuesto como mercancía. Esto es profanar al Eros, lo cual se realiza como desritualización y desacralización, lo que lleva como consecuencia una conversión en porno al Eros. 

No todo en este libro, respecto al Eros y su agonía, debe ser entendido en términos románticos o sexuales. Es de esta manera, cómo el autor de la sociedad del cansancio, nos muestra una conexión entre el Eros y el pensamiento; es acá otro aspecto interesante de la obra. En cuanto a esta conexión que hace el autor, es importante destacar que el Eros y su agonía, se deben entender como esa falta de pasión y creatividad que se ha ido perdiendo en el desarrollo de las artes y del pensamiento humano. Esa capacidad de salir de uno mismo para encontrarse con la alteridad, y desde allí, potenciar aspectos creativos nuevos e innovadores y generar otros aspectos de lo erótico, que se han ido difuminando actualmente. Byung-Chul Han, nos advierte que este fenómeno se está dando en el pensamiento, la literatura y el arte. No hay una capacidad de ir más allá de lo conocido y explorar nuevas ideas. En consecuencia, esta agonía, también, es una agonía del pensamiento creativo y crítico, que ha perdido la brújula de la pasión de Eros.

Concluyendo esta breve reseña, establecer es meritorio, que el surcoreano-alemán nos alerta muy bien respecto de lo que nos está sucediendo como sociedad en este sentido. La alarma se encamina a la visión de una sociedad cada vez más dominada por el narcisismo y enferma de pérdida del deseo, en el sentido filosófico que plantea Han. Los individuos se vuelven progresivamente incapaces de relacionarse entre sí e insiste, el filósofo, en la necesidad de recobrar la capacidad de poder decir que no. También se destaca categóricamente que en nuestra época la hipertransparencia, el hiperconsumo, el exceso de información y la positividad son los elementos que nos conducen a una sociedad del cansancio por excelencia. "La agonía del Eros" aplica rigor analítico y enfoca las críticas más amplias de Han sobre la sociedad del rendimiento, la transparencia y el narcisismo al ámbito específico de las relaciones eróticas, mostrando cómo estas dinámicas contemporáneas están transformando y, en su opinión, debilitando la experiencia del Eros y por ende del amor en el sentido más puro y humano posible.

jueves, 1 de mayo de 2025

El reinado del narco

 Matan a un cabecilla narco en Chile, evidentemente fue un ajuste de cuentas. Todos en la población se alertan. Algunos no saben quién pudo haber disparado. En la “pobla”, y en los círculo cercano al difunto; todos se ponen en movimiento para cobrar venganza, para sepultar al líder. Se alistan los preparativos para el funeral. Obviamente, todos aquellos que conocían al guatón mutema, tienen que estar en su despedida. No tan sólo porque era el jefe máximo del narcotráfico en Quilicura, y quizá, en qué otros lugares también tenía jurisdicción, sino por cariño al man. A él lo querían, lo estiman sus vecinos y clientes. Lo lloran, eso es seguro. El guatón se preocupaba exclusivamente de mantener contentos a los vecinos y darles todo aquello que necesitaban y de hacer moneas, obvio. 


Nadie entraba a los dominios del guatón mutema sin que él no lo supiese. El cacique de la pasta base y de otras drogas, no permitía ningún tipo de delito en el territorio que controlaba; siendo así una suerte de sheriff local, que imponía su propia justicia. Sus testaferros movilizan recursos y despliegan logísticas sofisticadas para conseguir un ataúd completamente de azul, dado que el líder es fanático de la U. Los postes de luz y los frontis de muchas casas, están pintados de azul y rojo, porque todos debían ser chunchos en el barrio. El mutema se preocupaba, pues sabía que el Estado no llegaba a la pobla, y eso era imperdonable porque afectaba a su gente. El dinero y su forma para conseguirlo a gran escala, era sólo un medio para conseguir la comodidad de todos.

Cuando acribillaron al patriarca narco, los familiares y amigos lo llevaron al SESFAM para resucitar al monarca de los G’s. Ante la impotencia de los funcionarios de la salud para devolver a este mundo al moribundo; su séquito entra en furia y “revienta” la infraestructura hospitalaria, y la atención de vecinos que ese día tenían programada consultas médicas, se vio interrumpida de golpe. Siempre pagan justos por pecadores, dirían ciertos pastores evangélicos dominicanos, con euforia y estrépito en sus voces. La opinión pública alega, se enfada, se indigna pero la pataleta narco continúa. La prensa cubre por todas partes el sepelio. “Es un hecho de connotación nacional” le dice un periodista a un narco, mientras van ambos en sus respectivos vehículos, a velocidad considerable en la procesión rumbo al cementerio. La voz del profesional de las comunicaciones se siente tensa, nerviosa. “Oee, sapo culiao, esto es de nosotros, wuomm. Virate cochino culiao o te mandamos a los cabros”. La amenaza fue categórica y no me merecía pensarlo dos veces. Las cosas se dieron así. La fuerza del hampa se impuso y el Estado, agachó el moño. Y las instituciones se subyugan de una forma brutal ante la presión delincuencial. La muerte del narcotraficante, conocido en el mundo de los bajos fondos como el “guatón mutema”, tuvo más cobertura de la prensa chilena, que la muerte del Papa Francisco, que en paz descanse. ¿Qué más paradójico, que ver a los Carabineros de Chile escoltar un funeral de narcotraficantes por las calles de la capital del país, sin que nada se pueda hacer? Los hampones estaban en su salsa: regaron el piso de flores mientras otros criminales, que seguramente tienen un prontuario extenso a su haber, cargaban el féretro a su lugar final, mientras los que iban en el tumulto más atrás, fuman hierba, jalan tusi o cocaína y beben alcohol sin prisa alguna y rodeados de una pena sorda y seca.

Pero el guatón mutema, que había salido de la cárcel hace muy poco tiempo, cuando se enojaba era terrible. Mandaba a secuestrar a cualquiera y no medía consecuencias. Puede que esto que digo sea al revés, en todo caso da lo mismo. El cuento es que esta gente, ¡fíjense!, pagaban fianzas ¡millonarias!, por rescatar a sus hermanos en apuros. ¡Me impacta todo esto!, jajaja (risa nerviosa). O sea, un nivel en el desparpajo ya increíble, insuperable. Un hombre horneado, que ha trabajado honestamente toda su vida… ¡uf!, en fin. Ya descansa en Paz el guatón que paralizó a los matinales y a la TV chilena, que suspendió clases en las escuelas del sector, que cortó el tránsito el día de su funeral, que utilizó a muchos carabineros como escoltas, que generó que artistas urbanos viralizaron sus condolencias flaites por las redes, y que su hijo lo llorara desde Miami y por internet, mientras crea por estos días, música con mucho flow y estilo. Así es la vida. 

Para consuelo de los consumidores de Quilicura, no se preocupen cabros, porque lo más seguro que pronto habrá otro “guatón mutema”, que ocupará, muy feliz, el puesto de Carlos Humberto Acevedo Ramírez, el rey absoluto del narcotráfico, que hizo su voluntad hasta en el día de su funeral; por medio de sus fieles cortesanos, que no dudaron en despedir a su llorado guatón con todos los honores que la ocasión ameritaba. 


PD: ¡La carroza del guatón estaba tapizada en marca!

Siddhartha y el camino de la experiencia

 Cuando tuve en mis manos y leí por primera vez la novela Siddhartha del escritor alemán, Hermann Hesse, tenía unos dieciséis años. Era un a...