miércoles, 25 de junio de 2025

¿Ha Reencarnado el Mesías? Un Viaje entre la Profecía Rastafari y el Apocalipsis Cristiano

Aquellos días de cónclave en el Vaticano, con la efervescencia apocalíptica que envolvió al mundo tras la especulación por la muerte del Papa Francisco, me llevaron a una serie de reflexiones. Justo en ese momento, paseando por la costanera de Viña del Mar, me topé con un grupo de rastafaris. Con guitarras de madera y percusiones, interpretaban un reggae que me cautivó. La canción, "El Mesías se Reencarnó" de la banda chileno-argentina Zona Ganjah, resonó en mí. Al buscar la letra esa noche, me impactó su enérgica afirmación de que Jesucristo había regresado a la Tierra en una segunda encarnación.

Esto me llevó a preguntarme: ¿Qué significa realmente esta afirmación? ¿Es posible que Jesús haya reencarnado, juzgado a las naciones y desatado el apocalipsis cristiano? ¿Qué hay de verdad en estas ideas o son simples supersticiones, producto de delirios místicos? Y, ¿es el rastafarismo una religión reconocida como tal?


La Verdad Oculta y el Regreso del Mesías

La canción de Zona Ganjah arranca con una fuerte declaración: "Ocultan la verdad pero el rastaman te la cuenta pa que luego no anden diciendo nadie me avisó que el mesías se reencarnó, rasta cantó y babilonia no escuchó". De inmediato surge la interrogante: ¿Quién oculta la verdad y a qué verdad se refiere? La letra identifica a Babilonia como el gran engañador. En el contexto rastafari, Babilonia no se refiere solo al imperio de Nabucodonosor del siglo VI a.C. que sometió a Judá y destruyó el Primer Templo de Jerusalén (un período de inmenso dolor, pero también de resiliencia y fortalecimiento para el judaísmo, donde se consolidaron textos bíblicos como el Talmud babilónico). Para los rastas, Babilonia es un sistema opresivo y corrupto, una metáfora del mundo occidental y de las instituciones de poder que ocultan la verdadera divinidad y la historia.

La canción proclama que "rasta canta y avisa que el Cristo ha reencarnado", sugiriendo que la Segunda Venida de Cristo ya ocurrió. Desde una perspectiva cristiana tradicional, la Segunda Venida no es el inicio del Apocalipsis, sino su culminación definitiva: el fin de una era y el comienzo del reinado eterno de Dios. Según la creencia rastafari, esta venida se produjo en la persona de Tafari Makonnen, el futuro emperador de Etiopía, Haile Selassie I.


Haile Selassie I: El Mesías de Etiopía

Nacido el 23 de julio de 1892, Haile Selassie I fue Emperador de Etiopía desde 1930 hasta 1974. Su reinado fue uno de los más largos y transformadores del siglo XX. Fue un líder que impulsó la modernización de su país, aboliendo la esclavitud, expandiendo la educación y promulgando una constitución.

Un aspecto central de su figura, especialmente para el movimiento rastafari, es su veneración como una figura mesiánica, el Mesías retornado y una encarnación de Dios (Jah). Los rastafaris lo consideran el "Rey de Reyes" y "León Conquistador de la Tribu de Judá". Esta creencia se fundamenta en interpretaciones de profecías bíblicas y en la línea de sucesión de Selassie, que, según la tradición etíope, se remonta al Rey Salomón y la Reina de Saba. Es crucial destacar que Haile Selassie, un devoto cristiano ortodoxo, nunca apoyó explícitamente esta divinización, pero su imagen y figura son irremplazables para la fe rastafari en todo el mundo.

La canción de Zona Ganjah refuerza esta idea al citar: "Veintitrés de Julio de mil ocho noventa y dos, bendito día, manifestación, rayos, truenos, lluvia caía, porque un niño nos ha nacido, un niño se nos ha dado, se cumplía la profecía. Sobre su hombro el regir sobre el trono de David, de su reino no habrá fin, según Isaías. Descendiente directo de la raíz de David, de la salomónica dinastía".


La Conexión Bíblica según el Rastafarismo

Aunque no hay una profecía bíblica que mencione explícitamente a "Rasta" o a Haile Selassie I por su nombre, el movimiento rastafari interpreta varias escrituras para fundamentar sus creencias:

  • El León de la Tribu de Judá: Este título, emblemático de la monarquía etíope y de Haile Selassie, se vincula con Apocalipsis 5:5: "Y uno de los ancianos me dijo: No llores; he aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos." Para los rastafaris, Haile Selassie es el cumplimiento de esta profecía, ligándolo al linaje de David y, en última instancia, a Cristo.
  • Rey de Reyes y Señor de Señores: El 2 de noviembre de 1930, en la Catedral de San Jorge en Adís Abeba, Haile Selassie fue coronado con el título de "Rey de Reyes, Señor de Señores". Este evento histórico, documentado por medios occidentales de la época como The Times y The New York Times, resuena con Apocalipsis 19:16: "Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de Reyes y Señor de Señores." Esta correspondencia, para los rastafaris, es una evidencia de su divinidad.
  • El Trono de David y la Dinastía Salomónica: La canción menciona: "Según Pedro en Hechos cuenta el Cristo se reencarnaría y en el trono de David se sentaría. Rey de reyes, Señor de señores, León de Judah lo nombrarían, con esto lo coronarían: mil nueve treinta en Etiopia esto sucedía, era el retorno del Mesías".

 La base de esta creencia radica en la Dinastía Salomónica de Etiopía. Según la leyenda del Kebra Negast, los emperadores etíopes descienden del Rey Salomón y la Reina de Saba a través de su hijo Menelik I, quien supuestamente llevó el Arca de la Alianza a Etiopía. Haile Selassie, como el 225º descendiente directo de esta línea, es visto como el legítimo heredero del Trono de David en la Tierra. La promesa bíblica en 2 Samuel 7:12-16 sobre la perpetuidad del linaje de David y su trono eterno es interpretada por los rastafaris como cumplida en Haile Selassie I.

  • Etiopía y el Salmo 68:31: La canción también alude a la importancia de África: "No miraron hacia África". El Salmo 68:31: "Príncipes vendrán de Egipto; Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios", es interpretado por los rastafaris como una profecía del resurgimiento espiritual de África, con Etiopía como centro.


¿Verdad o Superstición? Y ¿Es el Rastafarismo una Religión?

Las preguntas sobre la verdad o superstición de estas creencias son complejas. Desde una perspectiva cristiana ortodoxa o tradicional, la reencarnación de Jesús no es una doctrina aceptada. La Segunda Venida de Cristo se espera como un evento singular y final, no como una serie de reencarnaciones. Para la mayoría de los cristianos, la idea de que Jesús ya reencarnó en Haile Selassie I y que el Apocalipsis ya comenzó o está en curso de esta manera, no es compatible con sus textos sagrados y teología. Las interpretaciones rastafaris de los versículos bíblicos son distintas y únicas, enfocadas en una visión afrocentrista de la divinidad y la liberación.

En cuanto a si el rastafarismo es una religión, la respuesta es sí. Aunque comenzó como un movimiento socio-político en Jamaica en la década de 1930, evolucionó y se consolidó como un movimiento espiritual y religioso. Posee un sistema de creencias distintivo, una figura central de veneración (Haile Selassie I), prácticas rituales (como la meditación, el uso de la marihuana sagrada, la música reggae), una cosmovisión particular (Babilonia como el sistema opresor, Zion como la tierra prometida), y una fuerte identidad cultural y comunitaria.

Finalmente, si Haile Selassie fue el Mesías retornado y murió en 1975, ¿por qué el mundo no experimentó la erradicación del mal, el juicio a la humanidad, el establecimiento del Reino de justicia y verdad de Dios, o la purificación de la Tierra, como se esperaría del Apocalipsis cristiano? Esta observación subraya la divergencia entre la expectativa profética y la realidad histórica. La respuesta a esto recae en la fe y la interpretación individual dentro de las creencias rastafaris, que a menudo enfatizan una transformación espiritual interna y una liberación gradual, más allá de un evento cataclísmico y definitivo en un momento específico. En consecuencia, todo esto no deja de ser curioso, así que se lo dejamos ahí al lector, para que éste saque sus propias conclusiones. 


lunes, 16 de junio de 2025

La epifanía moderna

La fábula es una hija de la realidad 

Pero ¿de cuál?

El pionero del silencio que

No sabemos quién

Fue y qué escribió, nada dijo. 


El mundo es más grande.

Recuerdo al tiempo

Y sus vericuetos.

Sólo había laberintos, juegos y exploraciones

ciegas.


La forma; una estructura lógica y

Las zonas, de los dioses. 

Desmembrado por la muerte y el fuego, que

lo consume la muerte, porque su parte es inmortal. 

Nada se acaba.


Sabiendo que todo es silencio y lógica:

Son la base de lo cuántico; permitiendo lo que nos 

sostiene, sin que nadie crea.

Tiene la gracia de ser incomprensible 

Porque las civilizaciones se acaban, y lo harán 

pronto.


Todo se construye en las paradojas.

Hay mundo moderno; una voz de alquimia,

Que los místicos mueren en la boca.


Todo sale muerto de las epifanías de la boca, callan 

ciegas en las esquinas de la conciencia.

Hay virajes que no son místicos, ellos van hacia 


Dios y por detrás de Él, juegan el ciclo.  

Hay que traspasar-lo, superar 

la norma y aceptar la ley. 

sábado, 14 de junio de 2025

La aniquilación de Houellebecq

 He perdido la cuenta desde cuándo sé de Michel Houellebecq. Lo primero que leí de él fue su libro, Las partículas elementales, novela que explora la decadencia existencial y moral de la cultura occidental, es decir, de la sociedad occidental contemporánea. Recuerdo que ese libro, lo encontré fotocopiado en la biblioteca de mi padre e inmediatamente me lo apropié. Años después, se lo regalé a un colega que no conocía al autor, espero que haya sido un buen regalo para Juan Carlos. Mucho tiempo después me compré, Ampliación del campo de batalla, Plataforma, y también leí Sumisión. Cada una de estas lecturas me han entregado una visión demoledora del ser humano contemporáneo, destacando elementos potentes, como un individualismo extremo, el consumismo desenfrenado, el sometimiento religioso para encajar en la sociedad y la sexualidad deshumanizada de la era moderna, me han hecho pensar que nuestra época actual, está marcada por una miseria irreversible. Disculpen mi pesimismo, pero creo que la cosa ya es así, y no hay mucho que se pueda hacer, sobre todo, respecto de cómo se encuentra el mundo este año 2025.

El último libro que acabo de leer de este autor es Aniquilación ("Anéantir" en su título original francés), y es de él que quiero hablar hoy en estas pocas palabras que bosquejo acá. Publicado en el año 2022; es una novela con un tono reflexivo y melancólico, pues ahonda más en las problemáticas familiares y laborales, en un sentido más humano, de Paul Raison, asesor del ministerio de Economía y Finanzas francés. Este libro no tiene un tono tan nihilista como algunas de sus obras anteriores, a mi juicio, sino más bien suda un dejo de afectividad y reflexión profunda por parte del autor, por cierto, en aquello que dice respecto a las relaciones humanas del protagonista con su entorno familiar más próximo. Quisiera ejemplificar lo que digo con las palabras del narrador, respecto de cómo el padre de Prudence, mujer de Paul, percibe su soledad en cuanto a “La muerte de su mujer había constituído para él un epílogo absoluto, su vida, a su entender, carecía de un motivo para prolongarse, pero se puede vivir sin motivo, es incluso lo más habitual, y le agradaba la ligera agitación de las olas, la que generaban a su alrededor [...] Daba la impresión de no haberse movido desde su última visita, consistía en que ahora había un libro a su lado…”. Lo que veo aquí en esta cita es: un duelo profundo y la pérdida del sentido del personaje, la inercia de la existencia, un indicio de cambio o consuelo, en la cual la búsqueda de un escape o distracción es latente; un intento de conexión o aprendizaje; una suerte de reconectar con el mundo exterior y la lectura como un consuelo pasivo, que encaja con la apatía de ese personaje, por ejemplo. 

El argumento de esta novela, a modo general, se centra en una Francia futurista del año 2027, en la cual este país se prepara para unas elecciones presidenciales (donde las posibilidades de una figura televisiva, que llegue a la primera magistratura son muy reales) la que están lideradas por el actual ministro de Economía y Finanzas, Bruno Juge. Paul, que es el protagonista de esta historia, trabaja como asesor para el ministro. Este personaje tiene como característica principal ser silencioso, callado, un tanto enigmático y a la vez, es un descreído en materia espiritual. De un momento a otro, comienzan en internet a circular extraños videos amenazantes, donde el ministro es mostrado guillotinado; pero donde abundan enigmáticas figuras geométricas. El paso de las amenazas virtuales toma un cariz real, donde la violencia se muestra a modo de atentados terroristas: la explosión de un carguero, un sangriento atentado contra un barco lleno de migrantes (más de quinientas personas muertas) y un ataque a un banco de semen en Dinamarca. Las preguntas abundan acerca de quiénes están detrás de estos actos: ¿satanistas?, ¿fundamentalistas ecológicos?, ¿grupos antiglobalización?, ¿católicos radicales?. Paul Rison hará intentos por dilucidar quiénes son los responsables de estos ataques, a su vez, tratará de lidiar con un matrimonio que se le cae a pedazos, un padre -ex agente de inteligencia, una suerte de espía de la DGSI- que sufre un infarto cerebral, quedando paralizado. Paul, en algún momento tendrá que rescatar a su padre, Édouard Raison, de una casa de reposo que ha cambiado sus protocolos de cuidado de sus pacientes, y que pone en riesgo la recuperación del ex espía. También el protagonista tendrá que lidiar con el suicidio de su hermano menor, Aurélien, que es un artista un tanto fracasado. Por otra parte, Paul, afrontará una crisis personal y una enfermedad grave que se le diagnostica. Hartas cosas le pasan, y de muchas se puede hablar en esta obra del francés. 


Houellebecq demuestra una maestría al crear una obra como esta, que algunos la pueden considerar como una novela total. Si bien es cierto, a mí me resultó en un inicio un poco lenta la novela, porque uno no estaba acostumbrado a esas historias de él, con ese tono reflexivo en lo humano, siendo que esperaba una novela con una impronta más cercana al existencialismo tipo Camus; pero luego avanzada la lectura, la reflexión acerca de la condición humana contemporánea se encamina muy bien. Michel Houellebecq, en esta novela no deja de ser quien es en las letras, y toma cada cierto tiempo en este libro, sus temas más potentes: la miseria afectiva y sexual, en la que podemos leer pasajes memorables al respecto: “A medida que Paul envejecía, los encuentros sexuales se volvían naturalmente más escasos, su soledad se había vuelto cada vez más profunda”. Esta novela se puede leer de muchas maneras; a modo de thriller con detalles esotéricos, un retrato familiar crudo, como una narración existencial e íntima del dolor humano, el amor y la muerte; pero también desde la perspectiva de la crítica política, donde leemos: “Le costó que le sirvieran, la banda de Sarfati se había agolpado delante de la barra y había arramblado con la mayor parte de las botellas. Gritaban y se reían a carcajadas, la mayoría ya estaban entonados, el hachís y la coca ya habían empezado a circular. Sarfati había conseguido mantenerles a distancia a lo largo de toda la campaña electoral, pero después de la victoria regresaban, era inevitable, todos procedían del medio de la tele y algunos eran compañeros suyos desde las primeras emisiones.” Esta parte de la obra, me hizo recordar cierta crítica de un sociólogo chileno, que hace de la actual generación política que hoy gobierna a Chile, cuando estos le preguntan a él, si tenía algún problema con el alcohol y las drogas, como una de las preguntas que funcionaba como requisito esencial para ser candidato del conglomerado a la presidencia del país. La respuesta del sociólogo: “sí, es un problema (las drogas) de salud pública”.

Finalizando este pequeño comentario de esta obra, es necesario mencionar que los futuros lectores de Houellebecq, deben estar inoculados respecto de los temas que aborda el autor en sus obras: miseria afectiva y sexual del hombre occidental de fines del siglo XX y principios del XXI, las relaciones amorosas en la era del neoliberalismo, los valores anulados por la búsqueda de la satisfacción narcisista de las personas, el turismo sexual y sus matices de consumismo y de vacío existencial, y las críticas explícitas hacia el Islam (ha tenido varios problemas el autor por este motivo), entre varias otras cosas más. En fin, esta novela, con seiscientas páginas traducidas por Jaime Zulaika y publicada bajo el sello de Editorial Anagrama, es una gran obra que vale la pena leer, porque es una visión siempre plausible de una realidad que puede estar más latente hoy en día, desde la mirada siempre anticipatoria de este ensayista, novelista y poeta francés nacido en 1958.                   


jueves, 12 de junio de 2025

Las humanidades en peligro

 Con los totalitarismos actuales (no sé si catalogarlo así en estos momentos, pero todo indica que se va hacia allá) las Humanidades corren un serio peligro, el que se proyecta incluso a una eventual crisis de la Democracia en muchos lugares del mundo. Hoy en día a raíz de posiciones extremas, ideológicamente hablando, se tildan a las humanidades de un suerte de engaño, de invención que no aporta en nada al crecimiento económico. En definitiva; una superchería maliciosa para el “progreso”. Al contrario, lo que hacen estás disciplinas (la historia, la filosofía, la literatura, por nombrar sólo algunas) es fomentar el pensamiento crítico dentro de una sociedad. En la sociedad occidental actual, se ha instalado este clima de animadversión contra las humanidades, porque en apariencia estos saberes no aportan al desarrollo tecnológico y material del mundo; y hoy en día, se cree que lo único que importa es el dinero y la tan anhelada tecnología. Y es cierto esto para una mayoría; la IA, la robótica, por mencionar un par de ejemplos, son considerados el motor de la sociedad tecnócrata, y por lo tanto, esa desconfianza hacia este saber se acrecenta cada día más en función de esta mala onda hacia las humanidades. 


Las instituciones encargadas de fomentar el pensamiento crítico, que podría ser privativo de las Humanidades, deberían ser las casas de estudios superiores. Pero esto no es tan así, ya que el mercado, actualmente, ha permeado muchas de estas instituciones; floreciendo éstas como callampas, que inundan cada rincón del planeta, sobre todo en Chile. Las universidades privadas, que sólo funcionan como formadoras técnicas de conocimientos, no tienen como objetivo el fomento del pensamiento crítico que deberían impulsar. Algunas universidades norteamericanas, especialmente Harvard, que tiene un enfoque formador crítico, de independencia de pensamiento y de cátedra; es en este país, una de las pocas que preserva la cultura e intenta transmitirla por esos lados hoy por hoy. La universidad de Columbia, por su parte, ha tomado una actitud sumisa ante las arremetidas autoritarias del presidente Trump. La dignidad de las universidades no se puede doblegar ante el poder del dinero, entendido el poder monetario como el arma que utiliza Donald Trump: medio coercitivo o mordaza del pensamiento crítico, que es una de las bases de la Democracia verdadera que por estos días está en riesgo. Evidentemente las universidades también deben preparar a las personas para el mundo laboral de hoy; pero no pueden perder la brújula, ese norte que siempre deben tener las casas de estudio: el pensamiento crítico. 

Las humanidades y los valores que planteaba la Ilustración, cuando ésta surgió en el siglo XVIII: entiéndase la acción de razonar; es lo que se conoce como la racionalidad, no se pueden perder en el fondo del vertedero. Esa misma racionalidad que hoy la tecno-estratificación social ha desechado y la ha reemplazado por una creciente insensibilidad para con el acto de pensar, se ve amenazada. Es decir, el refuerzo que la tecnología hace hoy es acrecentar las desigualdades sociales existentes, por cierto en el plano de la cultura y el saber humano. Esto, actualmente, lo generan estas universidades que no tienen como objetivo formar a sujetos con espíritu crítico, sino borregos técnicos que encajan perfectamente como ladrillos en una pared. ¿Quién hoy puede reflexionar hondamente acerca de la condición humana? La respuesta es clara y categórica: las universidades deben proteger el desarrollo de la crítica, del pensamiento reflexivo y concienzudo de la realidad.

Poder entender que las universidades son los guardianes de la Democracia, a través de la espada de la reflexión crítica, significa que esto descansa en la convicción que enseñar a las personas a ser razonables, es una labor titánica en nuestra época actual. Esto porque en el fondo, la irrupción tecnológica, expresadas en el corolario de las redes sociales, que se pueden entender como la cúspide de la imbecilidad, tal cual como se están utilizando actualmente: fomentan la idiotez y la vulgaridad, en muchos casos y no cumplen lo que realmente deberían hacer. Ojalá que se desarrollen espacios auténticos para combatir esta problemática; un espacio para pensar un mundo distinto. La última palabra, respecto de hacer que las cosas sean mejores, la tienen aquellas personas que son capaces de alzar su voz, dialogando y razonando en los espacios que Kant pensó para ello, en algún momento: las universidades reales. 

¿Somos capaces de diferenciarnos de los animales? Ellos sienten deseos que deben satisfacer por instintos. Nosotros también tenemos esos mismos deseos, aunque hay algo que nos diferencia radicalmente: la pregunta del ¿debo hacerlo?, ¿Debo satisfacer mis deseos a toda costa? Esta es la diferencia entre animales y personas: la capacidad de hacernos esa pregunta, por medio de la razón, que se sustenta sencillamente en la palabra, aquello que hoy, como las universidades y la democracia, se encuentran en un serio peligro de perder su sentido, de caer en la anomia y disolverse en los totalitarismos de hoy.    


martes, 3 de junio de 2025

El absurdo extranjero

 Estos primeros veinticinco años del siglo XXI han estado caracterizados por varias cosas que a mi juicio, me hacen pensar que vivimos en el más absoluto absurdo. Si me tienen paciencia les explico esta idea con mayor detalle, aunque no tanto para que ustedes mismos lo piensen por su cuenta. De partida, pueblos hermanos se están matando mutuamente en el nombre de sus dioses (entiéndase Alá y Yahvé). Palestinos e israelíes, llevan desarrollando un conflicto milenario, que hasta el día de hoy no tiene visos de terminar. La guerra de Ucrania y Rusia, tiene un antecedente político que se arrastra desde la Guerra Fría, y que por cosquillosas posiciones ideológicas, han generado miles de muertos estos dos conflictos; que penosamente están afectando a niños, mujeres, ancianos y adultos. El odio destruye la paz y la buena voluntad en el mundo diariamente. Si analizamos, brevemente, el absurdo que implica la guerra comercial entre China y Estados Unidos, esto nos deja un costo no sólo para ambas naciones, sino para toda la economía mundial. Aquello porque nadie sale ganando con creces con estas medidas; ya que en vez de resolver los problemas subyacentes, de fondo, está generando este conflicto más incertidumbre, hasta el punto de escalar posiblemente a un conflicto armado. No se dan cuenta que todo está interconectado como diría Siddhartha en la novela de Hesse. Por otra parte, en el plano más local, en especial mi país Chile y latinoamérica, la droga y su consumo y la violencia escolar también plantean un absurdo total. Cómo se traicionan a sí mismos aquellos jóvenes que consumen sustancias perjudiciales para su salud, por el sólo hecho de que el cantante urbano de moda y el grupo de “amigos”, considera esto “cool”.

Todo esto que menciono me hizo pensar en la idea del absurdo, lo que gatilló en mí que volviera a leer la novela “El extranjero” del escritor argelino, Albert Camus. Este autor franco-argelino nacido el 7 de noviembre de 1913 de origen humilde fue becado para estudiar gracias a la ayuda de uno de sus profesores. Pasado el tiempo se dedicó al periodismo en sus años juveniles, desempeñándose en varios medios de izquierda.

Camus participó en la Segunda Guerra Mundial, formando parte de la resistencia francesa en el famoso grupo “combat”. Esto es meritorio: pocos se atreverían a participar en una guerra, eso es admirable en mi opinión. Pero más allá de esto, lo más meritorio o destacable son sus cualidades de gran escritor. La academia sueca le otorga el Premio Nobel de Literatura en 1957 por "el conjunto de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de la actualidad". Y es la conciencia de los hombres lo que no ha cambiado mucho desde que Camus obtuvo su premio, el cual se lo agradece de todo corazón a su profesor; aquel que lo impulsó a ser lo que fue, posteriormente. Pero entremos en materia pronto y demos curso a esta reseña de “El extranjero”.

«Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. He recibido un telegrama de la residencia: «Madre fallecida. Entierro mañana. Sentidas condolencias.» Eso no quiere decir nada. Quizá fue ayer.» Así comienza la novela, y sólo este comienzo nos hace pensar varias cosas. En primer lugar, la indiferencia de Meursault, el protagonista, es impactante quizás para muchos lectores. En segundo lugar, el tedio que manifiesta en el velorio de su madre es impactante y choca con las expectativas sociales que se enmarcan dentro del mundo representado. Esa supuesta falta de emoción o la incapacidad de manifestar desde la lógica social convencional sus sentimientos, será la semilla del absurdo, que es el sello de esta obra. En otras palabras, esto es el motor de la trama de gran parte de la novela y del posterior juicio que vivirá el personaje principal. La forma de relatar los hechos por parte de Meursault es desprovista de florituras y adornos, se podría considerar como seca y apática. En definitiva, aquello es una genialidad del autor. En este sentido, Camus, siembra esa semilla del absurdo en que el protagonista no encuentra un sentido en la reacción que se esperaba en él ante la muerte de su madre. El silencio irracional del mundo, que percibe el protagonista; es una manifestación de una confrontación entre el deseo humano de encontrar sentido o significado a las relaciones humanas y su desapego para con los otros, que vive el personaje principal en esta historia. Cuestionar la normalidad y las expectativas sociales es la ley en esta obra. Cabe preguntar si Meursault es un monstruo, un psicópata, un enfermo mental, un antisocial o experimenta el mundo de una manera diferente. Se las dejo ahí dando bote.  


¿Cómo se dieron los hechos? 

La novela se divide en dos partes, que reflejan la indiferencia del protagonista ante las convenciones sociales y su posterior enfrentamiento con la justicia.  

Meursault, un joven oficinista que vive en Argel, le comunican que su madre ha muerto. Él tiene que trasladarse a la ciudad donde vivía su progenitora para asistir a su funeral. La falta de emoción ante este hecho se manifestará en los días siguientes, en la relación sentimental que inicia con Marie, su compañera de trabajo. La vida rutinaria y desapasionada que vive, se ve interrumpida por un confuso incidente. Un día, Meursault, Marie y Raymond Sintès (un proxeneta problemático y vecino), se dirigen a una playa para pasar un buen día. Ahí, se encuentran con dos árabes que tienen una cuenta pendiente con Raymond. Tras una pelea inicial, Raymond es herido. Posteriormente, Meursault regresa solo a la playa y dispara un revólver y mata a uno de los árabes (cinco disparos), sin una clara razón o premeditación aparente. Según las palabras del protagonista, que emite más tarde en el juicio, esto fue provocado por el calor del sol que hacía ese día en la playa.

La segunda parte de la novela se centra en el juicio de Meursault. Lo más inquietante de este juicio es que éste no es objetivo, ya que se enfoca en el carácter y la falta de moral del protagonista y no en el hecho de sangre ocasionado por él. La fiscalía y los testimonios de los testigos (incluyendo a Marie, Raymond y el director del asilo de ancianos) se enfocan más en su comportamiento en el funeral de su madre y en su frialdad en relación a lo último expuesto; pero no en los hechos del crímen en sí. Esto es potentísimo y muy absurdo si lo miramos con atención. El joven oficinista no muestra arrepentimiento o no lo finge, no miente ante nada de lo que se le pregunta, y además, ante la visita de un sacerdote demuestra un ateísmo descarado. Todos estos aspectos son presentados como evidencias de su moustrualidad y culpabilidad. Pero él ve todo su proceso con una apatía casi total, como si fuese un mero espectador que se divierte ante todo lo que le sucede y ante su propio destino, que acá no diremos en qué consiste. Lo único que les digo en relación a lo que acabo de decir; es esta memorable cita que lo condensa todo: «Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, sólo me falta desear que haya muchos espectadores el día de mi ejecución y que me reciban con gritos de odio.»


Las influencias del autor en otros escritores

Albert Camus de alguna forma se desmarcó de ser encasillado bajo la corriente filosófica del existencialismo, que tuvo como máximo exponente a Jean-Paul Sartre. Tanto por sus ideas filosóficas y su estilo literario, el autor de “La peste”, ejerció una profunda influencia en la literatura posterior. La confrontación entre el deseo humano de encontrar significado y el silencio indiferente del universo, se convirtió en un tema recurrente para muchos autores que vendrían en el futuro. Esta idea no sólo se manifestó en novelas y ensayos, sino también en personajes alienados, que exploraban esa falta de sentido de las convenciones sociales hipócritas. La rebelión como una forma de dignidad humana es más que un mero nihilismo ramplón o de mal gusto, según la visión de Camus, que se opone frente a ese absurdo descarnado, esto es otra marca de su pensamiento. Su énfasis en la solidaridad y la ética frente a la injusticia, resonaron en escritores que buscaron explorar la acción moral y la resistencia en un mundo desprovisto de un sentido trascendente, lo que se destaca potentemente en este autor. En general, la obra del franco-argelino, se manifiesta como una crítica a la condición humana, que está marcada por la hipocresía social. Su literatura es vista como una herramienta para el cuestionamiento político y social, no tengo dudas ante eso. Su obra ha sido leída y estudiada junto a la de pensadores como Sartre, Simone de Beauvoir y Maurice Merleau-Ponty. Muchos autores exploraron temas similares: la libertad, la responsabilidad, la angustia y la alienación lo hicieron bajo la sombra de Albert Camus. En este sentido, se puede decir que este autor tuvo una fuerte influencia en el teatro de Beckett. También lo tuvo, de una forma quizás diferente, en Bukowski bajo la lógica de una desilusión de las convenciones sociales y una visión cruda y directa de la existencia humana. También podemos destacar en este club a José Saramago con sus alegorías sobre la condición humana y la sociedad, en las que se pueden encontrar resonancias en el pensamiento de Camus. A su vez, en Günter Grass, por cierto, podemos encontrar ecos camusianos en su obra; en un plano ético, a través de alegorías potentes que abordan temas como la justicia y la dignidad humana. No sólo en el ámbito de la literatura se ha visto la influencia de Camus: bandas como The Cure (con su canción "Killing an Arab", directamente inspirada en El extranjero) y Titus Andronicus han reconocido su impacto en sus creaciones musicales. 

En fin, sin duda este autor merece siempre ser revisado y su visión del absurdo ha marcado el pensamiento de grandes artistas e intelectuales. Lamentablemente, Albert, muere tres años después de recibir el Nobel de la manera más tonta posible; cuando la leyenda cuenta que posiblemente él comentó que la manera más absurda de morir, es en un accidente automovilístico, lo que sucedió en 1960 junto con su editor, Michel Gallimard.          


jueves, 29 de mayo de 2025

Siddhartha y el camino de la experiencia

 Cuando tuve en mis manos y leí por primera vez la novela Siddhartha del escritor alemán, Hermann Hesse, tenía unos dieciséis años. Era un adolescente viviendo en los noventa y no tenía acceso directo a los libros, ni menos a Encarta 97 y un computador, para poder buscar cualquier dato. Sólo tenía algunos libros escolares, no muy ilustrativos para adquirir un conocimiento más acabado acerca de cualquier cosa que a uno se le ocurriera estudiar. Sin embargo, encontré el libro de Hesse en un banco de una plaza cualquiera, un día ya ido en el tiempo. Este suceso extraño y maravilloso, fue mi primer acercamiento al autor, al budismo y a la espiritualidad oriental. En esa época no dimensionaba lo trascendental que es el mensaje de la novela, para cualquier persona que busca algo en la vida; ese no sé qué, que anhelante de encontrar el sentido de la existencia, palpitaba en mí. En todo caso, aquello sigue latente en mi persona de diferentes formas. Lo importante será conocerse a sí mismo. Creo, al final de cuentas, que eso es lo que quiere decir esta obra literaria. Pero vamos por parte. 


Para entender un poco más en profundidad las obras literarias del autor, y en especial ésta; su estilo literario y su visión del mundo, es necesario conocer ciertos datos de la vida de Hesse. Nacido en 1877, vivió una infancia marcada por la influencia misionera protestante de sus padres. Vivió unos primeros años de vida difíciles y una adolescencia caracterizada por un intento de suicidio. Crisis personales y búsqueda espiritual, se expresan en él desde muy temprano en su existencia. En su juventud, Hermann Hesse, ejerce distintos trabajos para ganarse el pan, y fue en uno de ellos, como dependiente en una librería; lo que generó al futuro escritor. Sus experiencias personales, un desencanto de la cultura occidental y sus lecturas filosóficas, allanan el camino para el desarrollo de su visión espiritual. Luego de la Primera Guerra Mundial y su trabajo en la Cruz Roja alemana atendiendo a prisioneros de guerra, ese interés acerca de la espiritualidad oriental termina por consolidarse en él, lo que lo llevaría a crear una de las literaturas más profundas y simbólicas que podamos leer actualmente. Las influencias poderosas en el alemán, que fueron clave en sus obras, y especialmente en su pensamiento; particularmente en el caso de la que nos ocupa hoy, acá en esta reseña de Siddhartha, van desde Los Upanishads, El Bhagavad Gita, El Tao Te Ching de Lao Tsé; hasta Carl Jung, por ejemplo. De esta manera nos podemos hacer una idea clara respecto de quién es el autor y forma de ver la vida. 


Esta novela publicada en 1922, y que tuvo en los años sesenta del siglo XX una resonancia importante en el movimiento hippie; nos relata la vida del hijo de un brahman, que un buen día decide dejar el confort de su casta y experimentar el mundo. En esta obra, seguimos a Siddhartha (el protagonista) en las diversas etapas de su vida. En este sentido, presenciaremos que encontrará en su búsqueda espiritual, a distintos maestros y filosofías que no convencen al joven hijo del brahmán. Luego de estar en compañía de los samanas (ascetas itinerantes), junto con su amigo de la infancia, Govinda, el joven Siddhartha, escucha acerca de un gran sabio que pulula por la antigua India y que ha alcanzado la Iluminación. El joven decide dejar, por lo tanto, a los samanas y a Govinda atrás, porque considera que estas personas no lo ayudan a encontrar lo que busca: el autoconocimiento y la iluminación. Lo que anhela el hijo del brahmán, en otras palabras, no es una doctrina específica, sino más bien experimentar lo que se entiende como la unidad del ser. En otras palabras esto quiere decir que, el joven indio, indaga la manera de encontrar cómo todo en el universo está interrelacionado o interconectado, y todo es parte de una misma esencia divina o cósmica. El príncipe explora aquello que está tratando de encontrar; y toda la novela nos habla de esa búsqueda incansable a través de la experiencia directa con el mundo, pero el mundo se muestra, en la obra, como esa tensión constante entre los opuestos: espíritu y cuerpo, placer y ascetismo, por ejemplo. Ahora bien, lo que el futuro lector de esta novela debe tener en cuenta es que la experiencia personal, en ese indagar del joven Siddhartha, apunta a que la real sabiduría que persigue, no se encuentra en los libros o en las doctrinas entregadas por los hombres, sino que en la mera experiencia del vivir. Por esta razón el joven practicante espiritual, deja atrás la doctrina entregada por Gotama; una vez que lo conoce y sabe de las enseñanzas del Buda. Bajo esta lógica del protagonista, se puede comprender la diferencia entre el personaje de Govinda y Siddhartha. El primero, también se encuentra en la misma búsqueda que lleva a cabo el joven príncipe, sin embargo, no es capaz de darse cuenta que debe seguir un camino propio, como lo hace su amigo de toda la vida. Es por eso que toman rutas diferentes, ambos personajes.


Avanzado el tiempo, el hijo del brahman, llega a tener contacto con diferentes personajes. Así surgen en el horizonte; Kamala, una hermosa y experimentada cortesana que enseña al protagonista, el arte del amor físico. A la postre, la pareja tendrá un hijo, que resultará una enseñanza conflictiva para Siddhartha. Gracias a la cortesana, el aspirante al Nirvana, conoce a Kamaswami; un astuto y rico comerciante que lo toma como empleado y le enseña el arte del comercio. El personaje principal de esta historia, así, siguiendo los consejos del comerciante, se vuelve rico, acumulando una cuantiosa fortuna. Se vuelve un ávido apostador y vividor, llegando a tener todo lo que el mundo materialmente puede dar. El deseo y el apego, junto con el placer que pueden dar las cosas transitorias no logran satisfacer a Siddhartha. Cuando éste llega al río, –en una de los momentos más espirituales, a nuestro juicio, en la novela– y decide quedarse a trabajar con Vasudeva, quien es el barquero que ayuda a las personas a cruzar el río; él ha dejado atrás su vida de riqueza y su paso por el mundo del Samsara. En este punto, Siddhartha se encuentra despojado de sus posesiones materiales y de sus ilusiones, y de todo aquello que lo amarra a este mundo. Desde una perspectiva mundana, podría considerarse que ha llegado al río sin nada, casi como "basura"; despojo del mundo humano, y que se ha abandonado a sí mismo. Sin embargo, es precisamente a través de su tiempo con Vasudeva, escuchando el río y aprendiendo de su sabiduría, que Siddhartha encuentra una comprensión más profunda de la vida y alcanza la iluminación. Vasudeva, aunque humilde y sencillo, se convierte en un guía espiritual crucial para Siddhartha. Lector: póngale ojo al humilde barquero, se sorprenderá.

Por lo tanto, la llegada de Siddhartha al río, despojado de su pasado, y su encuentro con Vasudeva, quien le enseña a encontrar la sabiduría en lo aparentemente simple, podría interpretarse en relación con esa idea de despojamiento y renacimiento. En esta novela, el río, es un ente que enseña la naturaleza cíclica de la vida. Es el representante de la simultaneidad de todos los tiempos en el presente. Esto quiere decir, que si leemos esta novela en capas, nos podemos dar cuenta que hay una profunda reflexión acerca del tiempo y su naturaleza. Nos damos cuenta, de esta manera, que el tiempo no es tan lineal y absoluto, como creemos cotidianamente. El pasado y el futuro tienen una tangible influencia en nuestro presente, bajo este modo de pensar, podemos tomar conciencia que tenemos la capacidad de conectar con diferentes momentos a través de la memoria, la experiencia y la imaginación. Esto es como si hubiese una sensación subyacente de conexión entre todos los momentos, aunque no siempre seamos conscientes de ello. 

Bueno, ante esta pequeña reflexión solo queríamos invitarlos a leer esta espectacular novela de Hermann Hesse. Es, definitivamente, una obra que nos enseña mucho; nos muestra un camino acerca de la verdad de la vida, del sentido de la experiencia y el sentido de la amistad, el amor, el dinero, el placer y las cosas. También nos puede dar a conocer ciertos caminos que podemos elegir para vivir la vida y aceptar sus etapas. Seguir nuestra propia senda, nuestra propia verdad, nuestras propias reflexiones sobre la naturaleza de la vida; y así poder entender que a través de la experiencia personal podemos encontrar, tal vez, el camino a la sabiduría. 


lunes, 19 de mayo de 2025

Bazterrica y los exquisitos cadáveres


El otro día tuve que ir a una carnicería, ya que necesitaba una proteína para mis almuerzos de la semana y así cumplir con este aspecto de mi alimentación. Comer bistec de lomo y chuletas de cerdo, también pollo; es algo habitual en la dieta de millones de personas a lo largo y ancho del mundo, actualmente. Llegué ese día a la chacinería ya mencionada y, lo primero que veo en el escaparate, es una senda cabeza de cerdo muy grande, cercenada. Esto me impactó temporalmente. Se notaba en ese cráneo todos los detalles del rostro animal, que inerte perdía su mirada en el infinito de los momentos. Me quedé mirando y mirando esa cabeza cercenada, mientras esperaba mi turno para que me atendieran. Estaba en eso y recordé de súbito la novela de Agustina Bazterrica, cadáver exquisito. Pensé en la posibilidad hipotética que la realidad presentada en la novela, sea algo real en el sentido más literal de la palabra. ¿Qué pasaría con usted, estimados lectores, si esto sucede y nos vemos obligados a cambiar hábitos alimenticios, recurriendo al canibalismo? ¿Qué sucedería con usted si percibe que las nuevas generaciones, normalizan el consumo de carne humana y la crianza de seres humanos para estos fines? Piense por un momento en esto y verá que, quizás, todo sea un asunto de perspectivas. Tal vez los límites morales se difuminan tanto en el futuro, que el mercado y sus necesidades ganen y perdamos para siempre la brújula ética que debería guiar a la humanidad. De esto y muchas otras cosas más, te invito a leer, querido lector, mi hermano (a,e), mi prójimo, acerca de este maravilloso libro en la siguiente reseña, en la cual nos sumergiremos en el mundo oscuro y post apocalíptico que Bazterrica nos presenta. 


Agustina Bazterrica nació en Buenos Aires, Argentina, en 1974. Es licenciada en Artes por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Reconocida por sus novelas y cuentos. Ha ganado varios premios literarios. En 2017, su novela "Cadáver exquisito" obtuvo el Premio Clarín de Novela y en 2021, el Premio "Ladies of Horror Fiction" a la mejor novela (siendo la única obra finalista no escrita originalmente en inglés). Ése es el nivel de esta tremenda escritora. El relato que construye la bonaerense, parte desde la perspectiva de un hombre que vive de una tradición de faeneros, y que por lo tanto, es un experto en la materia. Este hombre es Marcos Tejo, y a través de él y su perspectiva, conocemos su vida y los hechos que estampan el derrotero de este relato. El narrador en tercera persona, nos cuenta los acontecimientos a través de los pensamientos de Marcos, el protagonista. El elemento post apocalíptico que hay en la novela, es la aparición de un virus que se propaga por la ingesta de carne animal; de todos los animales, y comer carne, entonces, se vuelve mortal. La humanidad acepta y se adapta (en un proceso social y cultural que puede demandar mucho tiempo, eso se deduce en la obra) a esta práctica alimenticia amoral y sin escrúpulos. Se tiene que generar una nueva fuente de alimentación que reemplace el consumo animal. No se puede vivir sin el consumo de carne nos comunica esta historia, por lo tanto, hay que generar un consumo alternativo y, es aquí, donde surge la idea de criar a seres humanos de tercera, cuarta o quinta categoría, con el fin de satisfacer la demanda por la carne, la que sea. Acá, bajo esta lógica literaria, la novela nos plantea la existencia de categorías de humanos y, eso, es oscuro y escalofriante. A estas personas que han perdido todos sus derechos fundamentales, se les denomina “cabezas” y las crían otras personas para comérselas.  

La novela muestra a Marcos, el personaje principal, que pasa por una crisis personal: se está separando de su esposa, ha muerto su hijo pequeño (hecho trascendente), su padre; que es su todo, está senil y muy debilitado de salud. El viejo vive en un asilo de ancianos, para colmo. Además, Marcos, no tiene muy buenas relaciones familiares con su hermana y la familia de ésta. Les recomiendo que le pongan atención al personaje de la hermana de Marcos. Ésta tiene, por decirlo de alguna manera, una muy mala actitud, de indiferencia ante el dolor humano, cero empatía. Por cierto, ella es indiferente ante lo que vive el padre, de las condiciones de vida del anciano. Cada cierto tiempo, surgen los recuerdos de infancia del protagonista junto con su padre. El contraste entre las cosas macabras que presenta la novela y los recuerdos de infancia del narrador con su progenitor en el aviario del zoo, son de una habilidad literaria fenomenal.

Marcos Tejo también se atormentaba terriblemente por la pérdida de su hijo, por la muerte súbita del pequeño. Un hecho que cala hondo en la vida del trabajador de la carne. “Sin la tristeza no queda nada”, acá la expresión sugiere una profunda crisis de sentido que vive el protagonista, quizás la tristeza lo hace sentir vivo. La novela en este sentido, recurre a este tipo de recursos para presentar la psicología perturbada del personaje principal.

A Tejos le regalan una “cabeza”, a la que llama el hombre, Jazmín. El lector tendrá que poner atención a la relación que Marcos establece con esta cabeza especial:(de una calidad superlativa), una jovencita de veinte años, que está privada de la palabra, y que vive bajo la tutela del experto de la industria de la carne humana. En esta sociedad distópica hay un sólo gran delito que es ferozmente castigado, y eso, vuelvo a repetir, es lo que el lector tendrá que descubrir. Si digo algo más, será en el fondo un spoiler, así que hasta acá llego en este sentido. 


Para pensar la novela 

Lo primero que pienso, en un sentido literario y bien nerds, es tratar de establecer qué entendemos por el concepto de distopías. Éstas en cierto sentido, siempre hablan de otro mundo, pero que también, estos mundos, puede estar más cerca de lo pensado; más próximos a nuestra realidad concreta y personal. En esta obra todo es simbólico y metafórico. La novela habla de nosotros mismos, en el fondo, y de nuestras costumbres y contradicciones propias. Acá, en el mundo representado en esta historia, no hay dilema de si se come o no la carne humana, porque las circunstancias, de alguna forma u otra, te obligan a eso. En nuestra propia vida hay inmoralidades disfrazadas por la moral de la época; por el propio lenguaje imperante o por la visión de mundo predominante, determinado por la cultura de la sociedad, esa del momento. En este sentido, la novela nos trae a la mente a una Bazterrica, que reflexiona acerca de la idea de la explotación del hombre por el hombre, o sea, el ser humano se comporta como un lobo para su propia especie. Todo por mantener un estilo de vida acomodaticio e indolente, ante el sufrimiento de los seres y llenar la panza a cómo dé lugar, teniendo las posibilidades de recurrir a alternativas factibles, en fin...

Una de las lecturas posibles que puede poseer esta obra, dice relación con la idea que se vincula con los códigos que impone una época. Estos chocan con las maneras personales de ver y sentir las relaciones interpersonales, aquellas que generan vínculos entrañables y que la sociedad y sus reglas, impiden el florecimiento de relaciones amorosas, por ejemplo. Aquello lo digo a propósito de esa relación que la genera Marcos Tejo con Jazmín, y ya dije mucho. Marcos cruza todos los límites establecidos por su sociedad. Pareciera que no se hubiese dado cuenta. Atravesar las barreras, y no darse cuenta que hay ciertas cosas que no puedes hacer; o simplemente vaciar tu mente de reglas y limitantes, para vivir lo prohibido, también es un ingrediente importante en esta novela. 

El libro, que es un llamado potente a la reflexión, a nuestro juicio, te puede hacer pensar acerca de ¿qué se entiende por ser humano? Lo pregunto por aquellos que son criados, desde que nacen, para comida de caníbal, y por los caníbales de esta historia, que se dicen ser civilizados, es que también está dimensión de la obra es interesante. Por ahí aparecen unos carroñeros y una iglesia con su fé, que justifican la barbarie que describe la novela. La cabeza de Marcos ¿es humana? Ella no está socializada ni tampoco educada o instruida, en definitiva no tiene la capacidad de hablar, no posee lenguaje. Jazmín, bajo esta lógica, no puede tener intereses, ni tampoco comunicar sus ideas, no es una persona y carece de la esencia humana que le otorga el movimiento a la razón, o sea, la palabra. 

Esta novela tiene de todo o casi todo. Es una ficción distópica que funciona con el sustento de un conocimiento literario de la realidad; de cada uno de los mundos posibles, e interacciones que se dan entre los personajes. También, encontramos una lógica fordiana en la producción de carne humana que despoja de toda dignidad al prójimo, que te podrías estar comiendo si fueses un personaje más de este relato. Por otra parte, el discurso oficial que permite la barbarie no tiene perdón, ni contemplación alguna con los otros, las cabezas, que son consumidas sin escrúpulos, ni moral, ni sentido de la compasión. Miserables, diría Victor Hugo. La estratificación de las clases sociales es una impronta potente en esta obra, que redunda en el uso del lenguaje como herramienta de orden social por parte de aquellos que ostentan el poder. Y, que no se nos olvide, que hay un tema esencial en la obra. ¿Se dieron cuenta? Muerte y dinero. Pero, por sobre todo está la muerte que vive de los mataderos, esa muerte que sirve para que sobrevivas, porque necesitas comer o si no, enfermas y mueres. Ingerir proteínas humanas, si no piensas por ti mismo, si aún no eres mayor de edad diría Kant, sonaría una buena opción para un asado a la leña. Pero me preguntó: ¿hacia dónde vamos? ¿Vamos hacia la muerte del hombre ante la imposición social del poder? Pareciera que vamos caminando a pasos de gigante hacia un mundo cada vez más violento, donde todos somos vulnerables, unos más; otros menos, pero todos a fin de cuentas. Me conmueve cada vez más, la cultura de la violencia y el mal trato que cada vez crece más. En el fondo, si nos comemos al prójimo por deporte, ¿cómo estamos pensando a ese otro? 

Para mí, en el fondo la violencia que proyecta la obra se relaciona profundamente con el capitalismo feroz en el que se vive actualmente. Tal vez ésta pueda ser la lectura más válida de la obra, que pueda hacer en estos momentos. Pero quizás la lectura más honda que pueda construir de este libro, es descubrir en sus páginas, en su lectura gozosa y meditada, que el lenguaje es un elemento de credibilidad, de verosimilitud que necesita esta distopía, porque la única palabra que no leerás en este libro y que en el mundo de Marcos Tejos está prohibido, es la palabra “canibalismo”, esto ya nos dice todo o casi todo acerca de cómo el conjunto social y su discurso validado por el consenso general y los grupos de poder, te dicen lo que es bueno o no. 

sábado, 10 de mayo de 2025

Han y la agonía del amor


El libro de Byung-Chul Han, La agonía del Eros, es un fuerte ejercicio reflexivo que pone énfasis en la crítica punzante al neoliberalismo, en cuanto éste visto como eje responsable, de que la sociedad contemporánea, vive una fuerte crisis de tipo narcisista, de transparencia y de sobreexposición, que desemboca en que el Eros–esa fuerza indómita de la naturaleza– entre en una agonía lenta y doliente. Este libro está dividido en siete capítulos, que abordan conceptos importantes para comprender la tesis que plantea el filósofo. La sociedad contemporánea, obsesionada con los puntos que mencioné como elementos de la crisis; es para Han el declive y la muerte del Eros al eliminar al Otro en su dimensión de diferente, lo que sería fundamental para la experiencia erótica. El filósofo en este libro nos advierte que la falta de negatividad (que tiene un significado filosófico en este contexto), que es propia en el encuentro con esta diferencia se traducen en relaciones más superficiales, autorreferentes, carentes de profundidad y del misterio que son propias del Eros. 

Los palos que pega el surcoreano

En esta sociedad actual se está perdiendo la capacidad de relacionarse con el Otro, nos dice con fuerza Han. Se comienza a negar a ese Otro en todos sus aspectos más distintivos como persona, lo que se traduce en un aislamiento y en la confirmación del propio yo como elemento único en la vida del hombre. En este libro del catedrático y reciente galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025, aparecen sus conceptos claves, de otras obras ya publicadas, tales como: el sujeto que se explota a sí mismo (la sociedad del cansancio 2010) a través de la lógica del rendimiento. Acá se erosiona el Eros potentemente. Los palos al internet y su sobre exposición permanente (La sociedad de la transparencia 2012), en la versión de las redes sociales y otras actuales; es lo que se pueden asociar perfectamente a una desaparición del misterio y la negatividad del Otro. En este sentido, es como si nos quisiera decir el autor, que en nuestra era digital cada vez estamos más lejos del otro y que no tenemos una fuerza vivificante que nos conecte con ese Eros que se disuelve. 


Esta es una sociedad del rendimiento que sólo nos imprime la idea de rendir bajo cualquier lógica. Todo es susceptible a ser consumido, y en ese sentido, las relaciones entre las personas se transforman en meras transacciones. Nos transformamos en meros objetos que podemos ser consumidos para el goce y deleite de la satisfacción inmediata. Consumir y desechar al Otro, es otro aspecto de erosión, que aniquila la profundidad y duración del Eros en esa interacción humana. Bajo esta lógica argumental llegamos a la crítica a la pornografía como la anitítesis del Eros. Es así como en esta línea, Han, plantea que el capitalismo incrementa el progreso de lo pornográfico en la sociedad, ya que todo es expuesto como mercancía. Esto es profanar al Eros, lo cual se realiza como desritualización y desacralización, lo que lleva como consecuencia una conversión en porno al Eros. 

No todo en este libro, respecto al Eros y su agonía, debe ser entendido en términos románticos o sexuales. Es de esta manera, cómo el autor de la sociedad del cansancio, nos muestra una conexión entre el Eros y el pensamiento; es acá otro aspecto interesante de la obra. En cuanto a esta conexión que hace el autor, es importante destacar que el Eros y su agonía, se deben entender como esa falta de pasión y creatividad que se ha ido perdiendo en el desarrollo de las artes y del pensamiento humano. Esa capacidad de salir de uno mismo para encontrarse con la alteridad, y desde allí, potenciar aspectos creativos nuevos e innovadores y generar otros aspectos de lo erótico, que se han ido difuminando actualmente. Byung-Chul Han, nos advierte que este fenómeno se está dando en el pensamiento, la literatura y el arte. No hay una capacidad de ir más allá de lo conocido y explorar nuevas ideas. En consecuencia, esta agonía, también, es una agonía del pensamiento creativo y crítico, que ha perdido la brújula de la pasión de Eros.

Concluyendo esta breve reseña, establecer es meritorio, que el surcoreano-alemán nos alerta muy bien respecto de lo que nos está sucediendo como sociedad en este sentido. La alarma se encamina a la visión de una sociedad cada vez más dominada por el narcisismo y enferma de pérdida del deseo, en el sentido filosófico que plantea Han. Los individuos se vuelven progresivamente incapaces de relacionarse entre sí e insiste, el filósofo, en la necesidad de recobrar la capacidad de poder decir que no. También se destaca categóricamente que en nuestra época la hipertransparencia, el hiperconsumo, el exceso de información y la positividad son los elementos que nos conducen a una sociedad del cansancio por excelencia. "La agonía del Eros" aplica rigor analítico y enfoca las críticas más amplias de Han sobre la sociedad del rendimiento, la transparencia y el narcisismo al ámbito específico de las relaciones eróticas, mostrando cómo estas dinámicas contemporáneas están transformando y, en su opinión, debilitando la experiencia del Eros y por ende del amor en el sentido más puro y humano posible.

jueves, 1 de mayo de 2025

El reinado del narco

 Matan a un cabecilla narco en Chile, evidentemente fue un ajuste de cuentas. Todos en la población se alertan. Algunos no saben quién pudo haber disparado. En la “pobla”, y en los círculo cercano al difunto; todos se ponen en movimiento para cobrar venganza, para sepultar al líder. Se alistan los preparativos para el funeral. Obviamente, todos aquellos que conocían al guatón mutema, tienen que estar en su despedida. No tan sólo porque era el jefe máximo del narcotráfico en Quilicura, y quizá, en qué otros lugares también tenía jurisdicción, sino por cariño al man. A él lo querían, lo estiman sus vecinos y clientes. Lo lloran, eso es seguro. El guatón se preocupaba exclusivamente de mantener contentos a los vecinos y darles todo aquello que necesitaban y de hacer moneas, obvio. 


Nadie entraba a los dominios del guatón mutema sin que él no lo supiese. El cacique de la pasta base y de otras drogas, no permitía ningún tipo de delito en el territorio que controlaba; siendo así una suerte de sheriff local, que imponía su propia justicia. Sus testaferros movilizan recursos y despliegan logísticas sofisticadas para conseguir un ataúd completamente de azul, dado que el líder es fanático de la U. Los postes de luz y los frontis de muchas casas, están pintados de azul y rojo, porque todos debían ser chunchos en el barrio. El mutema se preocupaba, pues sabía que el Estado no llegaba a la pobla, y eso era imperdonable porque afectaba a su gente. El dinero y su forma para conseguirlo a gran escala, era sólo un medio para conseguir la comodidad de todos.

Cuando acribillaron al patriarca narco, los familiares y amigos lo llevaron al SESFAM para resucitar al monarca de los G’s. Ante la impotencia de los funcionarios de la salud para devolver a este mundo al moribundo; su séquito entra en furia y “revienta” la infraestructura hospitalaria, y la atención de vecinos que ese día tenían programada consultas médicas, se vio interrumpida de golpe. Siempre pagan justos por pecadores, dirían ciertos pastores evangélicos dominicanos, con euforia y estrépito en sus voces. La opinión pública alega, se enfada, se indigna pero la pataleta narco continúa. La prensa cubre por todas partes el sepelio. “Es un hecho de connotación nacional” le dice un periodista a un narco, mientras van ambos en sus respectivos vehículos, a velocidad considerable en la procesión rumbo al cementerio. La voz del profesional de las comunicaciones se siente tensa, nerviosa. “Oee, sapo culiao, esto es de nosotros, wuomm. Virate cochino culiao o te mandamos a los cabros”. La amenaza fue categórica y no me merecía pensarlo dos veces. Las cosas se dieron así. La fuerza del hampa se impuso y el Estado, agachó el moño. Y las instituciones se subyugan de una forma brutal ante la presión delincuencial. La muerte del narcotraficante, conocido en el mundo de los bajos fondos como el “guatón mutema”, tuvo más cobertura de la prensa chilena, que la muerte del Papa Francisco, que en paz descanse. ¿Qué más paradójico, que ver a los Carabineros de Chile escoltar un funeral de narcotraficantes por las calles de la capital del país, sin que nada se pueda hacer? Los hampones estaban en su salsa: regaron el piso de flores mientras otros criminales, que seguramente tienen un prontuario extenso a su haber, cargaban el féretro a su lugar final, mientras los que iban en el tumulto más atrás, fuman hierba, jalan tusi o cocaína y beben alcohol sin prisa alguna y rodeados de una pena sorda y seca.

Pero el guatón mutema, que había salido de la cárcel hace muy poco tiempo, cuando se enojaba era terrible. Mandaba a secuestrar a cualquiera y no medía consecuencias. Puede que esto que digo sea al revés, en todo caso da lo mismo. El cuento es que esta gente, ¡fíjense!, pagaban fianzas ¡millonarias!, por rescatar a sus hermanos en apuros. ¡Me impacta todo esto!, jajaja (risa nerviosa). O sea, un nivel en el desparpajo ya increíble, insuperable. Un hombre horneado, que ha trabajado honestamente toda su vida… ¡uf!, en fin. Ya descansa en Paz el guatón que paralizó a los matinales y a la TV chilena, que suspendió clases en las escuelas del sector, que cortó el tránsito el día de su funeral, que utilizó a muchos carabineros como escoltas, que generó que artistas urbanos viralizaron sus condolencias flaites por las redes, y que su hijo lo llorara desde Miami y por internet, mientras crea por estos días, música con mucho flow y estilo. Así es la vida. 

Para consuelo de los consumidores de Quilicura, no se preocupen cabros, porque lo más seguro que pronto habrá otro “guatón mutema”, que ocupará, muy feliz, el puesto de Carlos Humberto Acevedo Ramírez, el rey absoluto del narcotráfico, que hizo su voluntad hasta en el día de su funeral; por medio de sus fieles cortesanos, que no dudaron en despedir a su llorado guatón con todos los honores que la ocasión ameritaba. 


PD: ¡La carroza del guatón estaba tapizada en marca!

viernes, 25 de abril de 2025

Céline y su viaje por la noche

 Fue un descubrimiento surgido de la nada. Es como si algo me hubiese llamado a la lectura de esta novela. El misterio a veces surge espontáneamente como lo hacen las nubes que cruzan los cielos y, realmente para mí, el cómo llegó la idea de leerla, fue un misterio total. A veces, las nubes vienen negras y oscurecen el panorama, por lo cual hay que tomar precauciones para seguir viviendo. Y cuando cae la noche, habrá que buscar un lugar donde refugiarse y encontrar un corruelo que nos asegure el pan y el techo de cada día. Cuando viene la urgencia de escapar, de huir de los peligros, no hay que pensarlo dos veces. Esto y muchas otras cosas me han hecho pensar "Viaje al fin de la noche" de Louis-Ferdinand Céline, escritor francés que alcanzó a vivir parte de su infancia a fines del siglo XIX. 


Hay varias cosas que se pueden mencionar respecto a esta novela. Vamos por parte y no nos apuremos. En primer lugar, Céline logró conciliar la palabra escrita, el ritmo, la riqueza sonora y el calor de la oralidad del francés en sus escritos. Probablemente, el que sepa leer francés sabrá apreciar este aspecto que menciono. Es en ese idioma donde nos percatamos en profundidad de la musicalidad de ese argot y registros coloquiales, abundantes en la obra. Asimismo, hay que destacar que Céline es un revolucionario literario, entre otros atributos que iremos mencionando, porque el uso de ese argot, una sintaxis novedosa y transgresora, ese traslado de la oralidad a la palabra escrita, hace que las traducciones, por ejemplo al castellano, logren un tono original. 

La novela comienza con una frase que a primeras, no se capta para dónde quiere ir, a lo que se refiere; pero que a medida que te adentras en la lectura, vas captando su significado más profundo. La primera línea que leemos dice: "La cosa empezó así...". Como decía, esa "cosa" es en el fondo la gran noche que debe recorrer Bardamus, el protagonista que nos cuenta esta historia. Y la cosa empieza así: previo a la Primera Guerra Mundial, en un café-bar de París se encuentran Bardamus y unos amigos y amigas, y de pronto, ellos ven pasar un desfile de soldados. Este hecho provoca en el protagonista un arranque de idiotez y chovinismo (quizás) enlistándose en el ejército. Avanzada un poco más la historia, y ya en el frente de batalla, el protagonista nos describe el horror de la guerra en las trincheras. Y es en esta parte donde afloran las decisiones y reflexiones de Bardamus, respecto de distintos temas. La muerte, la vida, la cobardía, la soledad, el amor, el dinero y la codicia, serán los grandes temas que aborda esta obra literaria, entre tantos más. Hay que hacer notar que, en cuanto a la cobardía, el protagonista, no vacila en declararse un cobarde en pro de su vida, porque él sí sabe lo que quiere: «¡Oh! ¡Usted es, pues, completamente cobarde, Ferdinand! ¡Es repugnante como una rata!—Sí, completamente cobarde, Lola, rechazo la guerra y a todos los hombres que contiene, no quiero tener nada más que ver con ellos, con ella.» Aquel que pueda apreciar bien esta parte de la cita, en el libro, podrá entender cómo Bardamus (el alter ego del autor), privilegia estar vivo en vez de estar muerto en una trinchera. Acá llegamos al momento de deserción. El protagonista abandona el ejército. 


Llega el momento de viajar para Bardamus. El destino es África en las colonias francesas. En este lugar, Bardamus, conoce la crudeza de la geografía africana. Con agudeza y sin anestesia, se describen las peripecias del protagonista con las fiebres que lo aquejaban y su relación con los aborígenes locales. Los funcionarios franceses de estas colonias, se muestran corruptos hasta el nivel de ser proxenetas, entre otras cosas. Luego de esta etapa africana, Bardamus, se escapa del continente negro, donde experimentaba la soledad del aislamiento geográfico. Llega a EE.UU, a la ciudad de Nueva York. Acá se vuelve a encontrar con Lola, pero con consecuencias no muy agradables para ambos personajes. Es en el país norteamericano donde encuentra trabajo en la industria automovilística de Ford. A nuestro juicio, esta parte de la novela es una de las más interesantes, puesto que se manifiesta una crítica, bastante evidente, contra el fordismo y el capitalismo. Cuando Bardamus encuentra una oportunidad de trabajo en Ford, en el momento de la entrevista laboral, es ninguneado por el entrevistador, al manifestar el protagonista que tenía ciertos estudios de medicina; sin embargo, la respuesta que recibió fue certera: "No te van a servir de nada aquí los estudios, chico! No has venido aquí para pensar, sino para hacer los gestos que te ordenen ejecutar... En nuestra fábrica no necesitamos a imaginativos. Lo que necesitamos son chimpancés... Y otro consejo. ¡No vuelvas a hablarnos de tu inteligencia! ¡Ya pensaremos por ti, amigo! Ya lo sabes." Esta es una respuesta descarnada, deshumanizada, sólo se existe en ese sistema para ser un número más y producir como una máquina. Luego de esta etapa norteamericana, el protagonista y narrador, vuelve a Francia para ejercer su profesión de médico en un pueblo cercano a París. Se podría decir que Céline, acá, nos muestra las dos caras del París de los "locos" años veinte: el rostro de los pobres y de los ricos. Ambos grupos humanos muestran sus vicios y virtudes, pero lo que en el fondo se destaca, es la miserable moral de la sociedad occidental. El autor, en este sentido, es un cronista de la decadencia moral del hombre occidental del siglo XX. Esto es lo que nos hace pensar que esta obra es una novela de pensamiento, de reflexión por antonomasia. Los valores humanos, bajo esta lógica, se encuentran oscurecidos por la noche, esa noche de la guerra y su devastación. 

Se podría creer que la gran tradición de la novela francesa sería la novela de aventura, no obstante, con un poco más de análisis, se podría decir que esa tradición es más bien moralista. El autor da vuelta esta tradición, mostrando las flaquezas y obsesiones de las personas. En definitiva los aspectos más repugnantes del hombre actual. La sociedad de la posguerra de 1918, ha sido arrasada también en el plano moral. Está destruida Europa desde sus mismas bases: la moral de los hombres y mujeres que componen esa sociedad. De alguna forma se asoma la interrogante: ¿qué significa el viaje al fin de la noche? La noche es la destrucción cultural, por consiguiente, devastación moral, de toda la Europa de los años veinte y en adelante. Este viaje es un tránsito hacia el pesimismo de la cruda realidad del hombre actual. Hay en la voz del narrador un desencanto absoluto respecto del mundo y sus dinámicas. También se aprecia a las personas en su faceta de hipócritas; ora preocupados por el qué dirán, ora urgidos por conseguir bienes y riquezas, por lo cual están dispuestos a todo. Bajo esta lógica, la novela es un registro descarnado. Hay en la novela un disparo de las percepciones, por ejemplo cuando sucede lo siguiente: "Quise examinarla, pero perdía tanta sangre, era tal papilla, que no se le podía ver ni un centímetro de vagina. Cuajarones. Hacía «gluglú» entre sus piernas como en el cuello cortado del coronel en la guerra. Me limité a colocarle de nuevo el algodón y a arroparla." Evidente es el viaje neurótico del protagonista, hacia los días de la guerra y su crudeza.

La mirada ácida del autor me impresionó bastante. Creo que lo que proyecta la obra, es una cosmovisión de la vida cínica, en el buen sentido de la palabra. Esto quiere decir que el autor, viendo la hipocresía del mundo, de la sociedad, decide tomar una moral personal, individual, que puede parecer una moral antisistémica; pero es la que le sirve para moverse en este mundo tan rata, que es nuestra sociedad, en resumidas cuentas. El ver y mostrar el mundo corrompido, ya podrido, es lo que realmente nos hace pensar que el autor es gran moralista; es el que retoma esa tradición de la hablaba anteriormente. Lo que nos deja la obra, a nosotros sus lectores, es que Bardamus hace un viaje personal al final de esa noche oscura. Nos dice que como sociedad no se aprende y que volvemos constantemente a cometer siempre casi los mismos errores. La verdadera literatura pasa porque nos toca una fibra, que viene desde muy atrás; es en el fondo, ese descenso, esa caída o esa condición de caído, lo que nos puede llevar a un resurgir. Lo que nos da Céline es el miedo, el terror, esa voz del narrador que nos sumerge en sus reflexiones existenciales y pesimistas, pero verdaderas en su sentido cotidiano y realista. Así es la cosa. Acá, vuelvo a decirlo quizás con otras palabras; lo que hace el autor es llevar a cabo una profunda crítica a la esencia de la humanidad misma. El mundo humano está vacío en un mar de indiferencia. La obra nos muestra, además, cómo el progreso humano se alimenta de la miseria que experimenta la gran mayoría. Hay un nihilismo extremo. Hay un camino y un destino que no se diferencian. No se puede confiar en el prójimo, en otro ser humano. Es triste si lo pensamos seriamente. 

Para finalizar, sólo mencionar que este autor me ha sorprendido con creces y me ha gustado mucho esta primera obra que leo de él. Busqué un par de cosas respecto de su oficio de escritor y me pude dar cuenta que Céline; poseía todo aquello que pertenecía a la vanguardia de su época: sentido de la misión (como buen moralista sin filtros), dogmatismo (podría ser), ambición por el diagnóstico social (su mirada pesimista de la sociedad), su enfoque estético revolucionario (su argot, oralidad-escritura y sintaxis) y, por último, la pretensión de hacer cumplir su cosmovisión a través de una obra demoledora. Louis-Ferdinand Céline, influenció a grandes de la literatura; ejemplo de ello son: Samuel Becket, William Burrows, Henry Miller, Charles Bukowski, Jan Jenet, Gunter Grass, Jack Kerowak, y por supuesto a los poetas beat. Demás está decir que la obra cuando fue publicada en 1932, obtuvo grandes premios y consideraciones de la crítica. Finalista del premio Gonkurt y ganador del premio Prix Renault el mismo año que publicó su obra. Lo cierto es que algunos habrán querido desacreditar al autor y su trabajo, por sus comentarios antisemitas, sin embargo, en esta obra no se puede apreciar nada de aquello. Ante lo cual, lea la novela, le dejará más de alguna reflexión. Recomendable totalmente.

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